Posiblemente muchos de mis lectores no hayan escuchado nunca esta palabra. No aparece en el diccionario de la Real Academia ni la he encontrado en internet.
En Chinchón se llamaba “restribajero” a los residuos que quedaban en el suelo después de recoger los productos que se descargaban a granel, principalmente los ajos y las aceitunas.
Entre la hojarasca y la tierra siempre quedaba alguna cabeza de ajo o alguna aceituna y entonces se mandaba a los niños a “recoger el restribajero” antes de tirar los restos a la basura. Y por mucho que buscases, siempre llegaba el padre y encontraba alguna cabeza de ajo que a ti se te había pasado.
Seguro que a muchos de mis paisanos todavía le suena esta palabreja y le trae lejanos recuerdos de cuando eran mucho más jóvenes.