El pasado se celebró el día internacional contra el cancer. En estos días he dudado si debía yo hablar de ello. Al final me he decidido a hacerlo por si mi experiencia puede ayudar a alguien que esté en una situación similar.
A finales de 2019 me diagnosticaron un cancer colorectal. No fue un buen regalo navideño. Durante unos días no me atrevía a verbalizar la palabra “Cáncer”. Un día me atreví a decirlo en voz alta y fue la forma de asumir la realidad.
Me trataron en el Hospital Infanta Leonor, donde inicié el tratamiento de quimioterapia, en tres ciclos de veintiún días, que no fue demasiado agresivo, pero también poco agradable.
La radioterapia me la empezaron a dar a continuación en el Hospital Gregorio Marañon; un total de veinte sesiones... Pero cuando estábamos a las mitad del tratamiento, llegó el Covid, ¿Os acordáis? Era a mediados de marzo de 2020.
Durante casi un mes estuve ingresado en el Hospital. Tenía 75 años, cancer y Covid, una combinación casi letal, se decía en la tele. Pero tengo que confesar que nunca tuve miedo y no es que sea valiente, sino porque pensaba que estaba bien atendido y, posiblemente, porque soy optimista y positivo ante la vida. Lo pasé mal, perdí veinte kilos, pero afortunadamente no pasé por la UVI.
Una semana después de salir del Hospital continúe con la radioterapia y en el mes de septiembre me operó el Doctor Jiménez en el Gregorio Marañon.
Han pasado ya dos años y medio. Continúo con las revisiones periódicas habituales y haciendo una vida casi normal con algunas pequeñas limitaciones.
En una de mis últimas consultas con mi oncóloga le pregunté si debía decir si “yo tengo” o “he tenido” cancer. Me contestó que lo primero, porque esta enfermedad hay que tenerla controlada para evitar que aparezca de nuevo.
Dentro de unos días tengo que hacerme los análisis y la consulta trimestral; espero que todo esté normal para seguir conviviendo con esta realidad que me ha tocado vivir, y que gracias a la Sanidad Pública y a los excelentes profesionales que me han atendido os lo puedo estar contando.
Solo dos cosas; lo primero, la impagable ayuda de la familia que te tiene que acompañar y lo segundo, la actitud positiva y confiada de que, como yo me dije al principio, ¡Este partido, lo vamos a ganar!