Había en “Venta Reyes” un mosaico con una inscripción que venía a decir que “la clave del éxito está en los detalles”, aunque no recuerdo su redacción textual. Y estoy de acuerdo. En los pequeños detalles se puede apreciar esa diferencia entre lo vulgar y lo excelente. Muchas veces nos preguntamos porqué unos triunfan y otros fracasan y, si nos fijamos bien, la diferencia suele estar en esos pequeños detalles que a muchos pasan desapercibidos, pero que a la larga marcan la diferencia.
En el fondo lo que se echa de menos es la falta de profesionalidad. En las distintas actividades de nuestra economía y de nuestra sociedad se agradece el encontrarnos con esos buenos profesionales que marcan la diferencia y que al final son los que determinan el éxito en su profesión o su negocio.
También en la vida pública se notan esas carencias. Si vemos los comunicados y las publicaciones oficiales nos podemos encontrar con errores de bulto que muestran la falta de profesionalidad y la carencia del más mínimo sentido de cuidar el detalle, es decir, lo que solemos encontrarnos es con trabajos hechos sin técnica ni cuidado o con un acabado deficiente, dicho sea con su nombre: con chapuzas.
También en el cuidado de nuestras calles y de nuestros monumentos patrimoniales se puede advertir la dejadez y la desidia.
Si queremos que la “marca” de nuestro pueblo se prestigie debemos cuidar esos detalles. Los contenedores de basuras a rebosar enfrente de nuestros lugares emblemáticos, las mesas de las terrazas desparramadas por la plaza, cuando las ordenanzas mandan recogerlas cuando no hay actividad, esas calles cortadas tiempo y tiempo, sin solucionar el problema que dificulta la circulación, nuestros parques y lugares de esparcimiento mostrando un deplorable aspecto por la falta de mantenimiento... en fin, esos pequeños detalles...
Y otra muestra más. En la página web del Ayuntamiento se hace un recorrido por nuestra historia y se promocionan nuestras costumbres, nuestros monumentos y nuestros productos. Allí se habla de nuestro anís, de nuestro vino y, entre otras cosas, de nuestros ajos. Pues bien, para ilustrar este producto, se ha escogido una bella fotografía de un ajo morado de las Pedroñeras, en vez del ajo blanco fino de Chinchón que, por si alguien no lo sabe, es una variedad botánica específica de nuestro pueblo.
Es un ejemplo de esos pequeños detalles de los que hablaba. Posiblemente solo sean cosas mias, pero el problema es que este “fallo” no lo detectasen los responsables antes de publicarlo.
Pero se puede subsanar. Veremos.
Nota: Un seguidor, que tiene mejor memoria que yo, me dice que el texto del mosaico era:
“ El exito esta en el esmerado cuidado de todos los detalles”
Muchas gracias, hermano.