Domingo 8 de marzo de 2020; en las principales ciudades de España se celebraban grandes manifestaciones para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Esa misma mañana, en el Palacio “Vistalegre” de Madrid el Partido VOX celebraba un mitin multitudinario.
El 14 de marzo; es decir, 6 días después, el Gobierno de España declaraba el “Estado de Alarma” en toda la Nación y decretaba el confinamiento general y la paralización de prácticamente todas las actividades comerciales.
Entre tanto, salen las noticias de que la Ministra de Igualdad, Irene Montero, y Ortega Smith, el número 2 de VOX, que habían asistido a los dos eventos, daban positivo en “Coronavirus”.
Esto ya es historia y todos conocemos estos datos. No recuerdo haber leído a nadie que antes del día 8 de marzo aconsejase la suspensión de estos actos, y de haberlo hecho el gobierno, entonces; ¿Os podéis figurar la que habrían armado las Asociaciones de mujeres y los militantes de VOX?
Pues el día 16 de abril, 39 días después, en un canal de televisión se seguía repitiendo que el no prohibir esos actos había sido el gran error del Gobierno.
Pero claro, a continuación salió el tema favorito: ¡Nos están ocultando el número de muertos!
¿Cuántos han ocultado? ¿Diez mil, un 30%, veinte mil? : Números.
Pero los muertos, sea cual sea su cifra, los declarados y los posiblemente ocultados, todos, no son números; son personas. Y detrás de todos y cada uno de esos números hay dolor, historias de desgarro y tragedias de familias que se han tenido que enfrentar a éstas situaciones en un estado de precariedad, de carencias y de soledad.
Pero parece que lo importante es saber si el Gobierno está ocultando el número real de muertos. ¿Para qué? ¿Es que no sigue siendo una tragedia si han muerto dieciocho mil o veinte mil?
¿Que se podrían haber evitado muchas de estas muertes? Posiblemente... o no. Y podría haber habido más.
Entonces he recordado el versículo 21 del capítulo 8 del evangelio de San Mateo, que da título a este artículo, en el que Jesus recomienda “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”
Los demás vamos a ocuparnos, primero de que no haya más muertos y, después, de ayudar a los enfermos para que se curen; y vamos a ocuparnos de los niños que llevan ya más de un mes encerrados en sus casas; y de los jóvenes que pueden perder todo un curso, y de los que se han quedado sin trabajo, y de los autónomos y de los que más van a sufrir las consecuencias de esta crisis.
Dejemos de contar muertos para ocuparnos de los vivos. Obliguemos a nuestros políticos a ponerse de acuerdo en unos pactos de la Moncloa o de donde sean, pero que busquen soluciones viables para los que más lo necesitan. Que, de una vez por todas, demuestren que están allí para representarnos y servirnos. Que empiecen a trabajar de una vez y que no se preocupen, que los muertos, sean cuantos sean, ya se encargarán de enterrar a sus muertos.