Acabo de recibir la triste noticia de que se ha muerto un buen amigo. Mi primera reacción, como no podía ser de otra forma, ha sido de pena y de tristeza. Nos conocíamos desde hace mucho tiempo y habíamos pasado buenos y agradables ratos juntos. Pero enseguida, quizás porque a nuestras edades ya nos vamos concienciando con que nos dejen los amigos (y como siempre empezando por los mejores), me ha quedado la gran satisfacción por haberle conocido y que él me haya tenido entre sus amigos.
Jose Vicente Alcérreca era una persona vital, optimista, polifacético y además un gran artista. Un gran pianista y un excelente director coral, que fundó y dirigió la Coral Padre Piquer durante toda su andadura.
Tenemos que recordar todas las buenas horas que compartimos en las vacaciones en Isdabe y las veladas musicales en el Balneario de Fitero y su ultimo concierto en el Balneario de la Concepción, hace sólo unos meses.
En este momento no puedo por menos que acordarme de Amparito, que siempre estaba a su lado y sabia ser su cómplice y acompañarle en su gran sentido del humor.
Hoy Jose Vicente nos ha dejado, pero seguirá siendo, ya siempre, nuestro amigo.