Cuando llegas de turismo a la ciudad de Ávila, enseguida aprendes que tienes que conocer a Santa Teresa, que las yemas son su producto estrella y que tienes que visitar sus murallas.
Ésto último es tan evidente que vayas donde vayas siempre te encuentras con las murallas que se construyeron como una cerca militar y que rodea el casco antiguo de la ciudad.
En la actualidad, el casco antiguo, la muralla y las iglesias situadas intramuros han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Las Murallas son el símbolo universal y monumento más destacado que acoge la ciudad de Ávila. Su importancia se deriva por ser el recinto amurallado medieval mejor conservado de España y probablemente de toda Europa.
Las murallas son un factor activo muy importante en la conformación del urbanismo de la ciudad e históricamente han participado en la distribución del espacio urbano entre los diversos grupos sociales que han habitado Ávila.
La muralla representaba la separación entre el «espacio salvaje» y el «civilizado». El campo, la tierra llana, vivían los campesinos que era la clase social más baja que mantenían a la ciudad. Sobre el campesinado recaía el 80% de los costes de las infraestructuras urbanas, incluida la muralla cuyo mantenimiento reciba el nombre de el reparo de los muros.
Según la tradición la dirección de la construcción de la muralla recayó en los dos maestres de geometría, el romano Casandro y el francés Florín de Piruenga.
El carácter militar de la muralla es eminentemente defensivo y se mantuvo aún con las reformas realizadas en el siglo XIV que la reforzaron.
Es propiedad del Estado Español y está gestionada por el ayuntamiento de Ávila, aunque algunos tramos, los que coinciden con algunos edificios como palacios e iglesias (entre ellas la catedral) son privados.
Las murallas de Ávila cuentas con distintas puertas por las que acceder al casco antiguo:
Empezaremos el recorrido por la Puerta del Alcázar, directamente enfrentada a la Plaza más animada y concurrida de la ciudad, la del Mercado Grande, justo enfrente del templo de San Pedro. Conserva su ejecución románica.
Caminando hacia el norte por la calle de San Segundo nos topamos con el gran ábside fortificado de semitambor románico de la catedral, el llamado "cimorro"”, que visto desde fuera parece más un baluarte militar que el albergue del altar catedralicio.
Más adelante una puerta renacentista, llamada Puerta del Peso de la Harina, Los Leales o de los Obispos, no es de época románica sino del siglo XVI.
Llegando a la Plaza de San Vicente, de nuevo y muy similar a la del Alcázar se abre la puerta románica de San Vicente.
Ya enfilando el lienzo norte de la muralla la primera puerta es la del Mariscal, con arco apuntado.
En un recodo se abre la siguiente puerta, la del Carmen ampliada y reformada en los siglos XIV y XVI.
Doblando hacia el sur el lienzo occidental de la muralla sólo se abre en la Puerta del Puente o de San Segundo, de época original de la construcción, aunque reformada en los siglos XV y XVII.
Ya en el lienzo meridional la primera que encontramos es puerta de la Malaventura, afamada porque se afirma que por ella salieron 70 caballeros abulenses que fueron más tarde ejecutados por Alfonso I de Aragón por sus luchas dinásticas con su hijastro, el que sería Alfonso VII el emperador.
Prosiguiendo está la Puerta de la Santa, así llamada por estar frente a la casa natal de Santa Teresa, del siglo XVI.
La última puerta es la del Rastro, original del siglo XII, aunque con adiciones del XVI, como el arco carpanel que la cobija.
Sin duda, cuando pases por Ávila, no dejarás de pasear por sus murallas... por encima, por dentro o por fuera... y entrarás y saldrás por alguna de sus puertas... pero seguro que te impresionan.