El lunes, día 7 en El Viso de Marqués (Ciudad Real) tuvo lugar la presentación del libro "La Berenjena de Almagro, Algo único", que ha editado la Asociación para la Promoción de la Indicación Geográfica Protegida Berenjena de Almagro.
Para su presentación se escogió el Palacio de Santa Cruz que mandó construir Don Álvaro Bazán, y donde se conserva el archivo naval de España. Un Palacio inspirado en el estilo del Renacimiento italiano.
Se sirvió un almuerzo en la Hospedería "La Almazara del Marqués" a base de tapas en la mayoría de las cuales estaban presentes las típicas berenjenas que hoy han sido las protagonistas indiscutibles del día.,
Presidió el acto el don José María Barreda, presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha.
El motivo de traer esta noticia al blog del Eremita se debe a que hay en el libro un apartado dedicado a Chinchón, cuyo texto fui invitado a redactar: Trascribo un extracto del mismo:
CHINCHON
"Entre montes alfombrados de olivos y caminos blancos, la silueta de Chinchón se recorta en el azul del cielo que va cambiando en las distintas estaciones del año, desde el gris perlado de los fríos días de enero, hasta el fuerte azul cobalto de los atardeceres otoñales, pasando por el turquesa primaveral y el violeta de los ocasos de finales de agosto.
También sus campos se tiñen de variadas tonalidades verdes: la del pardo de los olivos, la amarillenta de las mieses en sazón para la siega, y la brillante de las tiernas hierbas cuando el rocío las enciende en el amanecer de los primeros días de la primavera.
Y sus tierras con sus tonalidades ocres que parecen escalar por las agrestes laderas de los montes que circundan al pueblo, entre el blanco de las calizas en los caminos y los rojos ferruginosos de los cerros de las "Cabezas".
Chinchón se asoma a los altos páramos donde se confunden las últimas estribaciones de la Alcarria y los límites de la Mancha. Porque Chinchón es, sin duda, el último pueblo de la Alcarria o del primero de la Mancha, aunque la organización administrativa nos diga que estamos en la Comunidad de Madrid.
Sus casas, el trazado de sus calles y plazas, sus patios, el carácter de sus gentes y sus costumbres, el color de su cielo y de sus campos es prácticamente igual a los de tantos pueblos con que formaron parte de los antiguos campos de Castilla.
Y con estos pueblos comparte, sobre todo, los olores. Esos olores singulares que posiblemente ya sólo permanecen en nuestra memoria, y que perduran grabados en mi recuerdo.............
....... Mucho antes, allá por la Edad Media, Chinchón fue pasando de la jurisdicción de las municipalidades de Segovia al reino de Toledo, hasta que el 21 de abril de 1834 se crea la nueva ordenación administrativa de España por demarcaciones provinciales y reuniendo 17 pueblos de las provincias de Segovia, Toledo y Madrid, se conforma el nuevo partido judicial de Chinchón, que termina encuadrado dentro de la Provincia de Madrid.
Es posible que alguno de ustedes se pueda preguntar dónde estará Chinchón, porque no está situado en un cruce de caminos y difícilmente aparece en las carreteras nacionales alguna señalización que indique una salida para llegar hasta aquí. Para llegar a Chinchón hay que desviarse de las rutas que llevan a otros sitios más importantes; pero posiblemente se alegrarán si toman la decisión de venir expresamente a conocer Chinchón.
Porque, aunque Chinchón nunca estuvo en una cruce de caminos, hasta aquí llegaron los romanos; después, los moros; los Reyes Católicos pensaron que era una buena tierra para agradecer los servicios de sus buenos vasallos los Marqueses de Moya y crearon para ellos el Señorío de Chinchón. Cuentan que por aquí estuvo el Rey Felipe V, y que Lope de Vega pasaba temporadas en el Palacio de su amigo el Conde.
También llegó hasta aquí Francisco de Goya para visitar a su hermano, el Cura de Chinchón, y nos dejó "La Asunción de la Virgen" y el retrato de la Condesa, que estaba casada con Godoy.
Después, a mediados del siglo XIX, un día de Santiago, vino hasta aquí Salvador Sánchez "Frascuelo", cuando todavía no era famoso, le cogió un toro en la capea y, como le cuidó muy bien el tío Tamayo, se quedó por aquí como hijo adoptivo.
Y mucho después, llegó el seiscientos y el turismo, y como Chinchón, aunque no está en un cruce de caminos, estaba cerca de Madrid no tardó en ser descubierta por los pioneros que se asombraron de cómo había sobrevivido aquel reducto del pasado a tan pocos kilómetros de la "civilización" y algunos se quedaron a vivir aquí. Y entre los reductos de ese pasado estaban sus tradiciones, sus costumbres y su cultura. Y como expresión máxima de esa cultura: su gastronomía.
Y nuestros visitantes quisieron conocer los platos típicos del lugar y en las cartas de los restaurantes aparecieron las sopas de ajo, las judías con cerdo, la gallina en pepitoria... y poco más.
La cocina tradicional de Chinchón se cimenta en los buenos productos de la tierra y en una elaboración artesana que era difícilmente compatible con las prisas de una cocina comercial.
La gastronomía es cultura, y como tal se ensambla y conforma la idiosincrasia de un pueblo y por lo tanto no se debe separar del contexto en que se desarrolla.
La gastronomía de Chinchón está marcada, por los productos autóctonos, por las estaciones meteorológicas y por las fiestas y celebraciones. Los ajos, el aceite, las legumbres del secano, las verduras de la huerta y los productos de su vega tienen una presencia fundamental en la sencilla gastronomía de Chinchón.
Pero sobre todo el ajo. Sin ninguna duda, el ajo es el cultivo más representativo de Chinchón. El ajo blanco, fino de Chinchón, alcanzó un gran prestigio y cotización, que perduró hasta que a alguien se le ocurrió conservar los ajos en cámaras frigoríficas.
Efectivamente, el ajo fino de Chinchón, además de un sabor delicado característico, tiene la propiedad de mantener intactas sus propiedades durante todo un año, sin necesidad de una especial conservación. Cuando otras variedades habían perdido las condiciones para ser consumido, los ajos de Chinchón eran los únicos que se mantenían en el mercado hasta que llegaban los tempranos ajos de la huerta de Murcia, lo que les hacía ser un producto cotizado y codiciado.
El ajo de Chinchón es el principal protagonista en la ensalada de tomate con ajo, el pollo y el conejo al ajillo, las sopas de ajo , las patatas fritas con ajo picado, que aquí se llaman "picatostes"... y en la mayoría de los platos que se hacen en Chinchón, porque en casi todos se utilizan para hacer un buen sofrito.
La gastronomía de Chinchón es similar a la de tantos pueblos de la comarca; empezando por el cocido, las legumbres, los callos, el cordero, la gallina, los pistos, hasta llegar a los guisos.
Posiblemente las patatas guisadas es el plato más típico de Chinchón, porque era el que hacían los hombres para comer en el campo. Las patatas solían guisarse con carne de ternera, cordero o conejo, con costillas adobadas o con bacalao, a las que se podían añadir los caracoles y las cañamizas que se podían encontrar en las lindes de las caceras de la vega".
Además, en el libro se recoge una receta de la que es autor nuestro paisano José Miguel Soler Carmona, en representación del Parador de Turismo de Chinchón, de donde fue Jefe de Cocina, antes de marchar al Parador de Toledo. Su título: "Berengenas de Almagro y ciervo con queso manchego y caramelo de vino"
En esta foto de familia, todos los que participamos en la elaboración del libro con el Sr. Presidente de la Comunidad de Castilla la Mancha.