Ayer comentaba que en Chinchón se celebraron las primeras comuniones, en las que los niños y niñas lucían sus galas y recibían regalos que conmemoraban tan señalada celebración.
Hoy, pasada la euforia y con las aguas vueltas a su cauce, me apetece hacer un comentario sobre las celebraciones llamadas de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) que se vienen celebrando en nuestro ámbito cultural, entrado ya el siglo XXI.
Debo aclarar que éstas son opiniones personales que además nadie me las ha pedido, y que cada cual es muy dueño de celebrar las fiestas que se le antojen, pero como cada uno es también dueño de tener una opinión y de exponerla, aquí está la mía que entiendo pueda no ser compartida por casi nadie, y que desde luego que a nadie intento convencer.
Pero como este blog lo hago yo, me permito decir lo que me parezca y nadie tiene la obligación de leer mis chorradas. Se puede colegir de lo que antecede que no estoy de acuerdo con estas celebraciones, el que no esté de acuerdo conmigo, no tiene por qué seguir leyendo.
Todo viene a que hace unos años, unos conocidos quisieron celebrar “la no comunión” de su hijo, porque ellos eran ateos y no estaban dispuestos a hacer el paripé para que su hijo tuviese los regalos, el traje y las fotos que tanto gustan a los niños. Entonces, aquello me pareció una barbaridad aunque, por educación, no hice ningún comentario a mis conocidos.
Luego, pensando, llegué a la conclusión de estos padres no eran una excepción, aunque la mayoría consideraba más cómodo seguir la inercia, mandar a sus hijos durante tres largos años a la catequesis y después comprar el vestido - de novias pequeñitas, de princesas o de hadas, sin son niñas, o de marinos de distinta graduación, sin son niños-, hacer los recordatorios y organizar la comida en el restaurante para que los niños pudiesen disfrutar del “día más feliz de su vida”.
Después poco importaba si los niños no volvían por la iglesía y en ocasiones ésta era la primera y casi la última comunión.
Algo similar se podría decir de las celebraciones de bautizos y de bodas religiosas, cuando los contrayentes en las bodas y los padres en los bautizos no tienen más relación con la iglesia que el bautismo que recibieron cuando no tenían uso de razón; pero no es cosa de criticar todo, porque a este paso voy a coger fama de cascarrabias, y tampoco es eso.
Pensándolo bien, creo que voy a cambiar de opinión.
Ahora me alegro de haber celebrado por todo lo alto, bautizos, comuniones y bodas, porque me han dicho que se está poniendo de moda celebrar los entierros y en ese caso, cuando sea el protagonista, no creo que pueda disfrutarlo demasiado.