Yo, no siempre fui eremita. En tiempos me gustaba viajar y recorrí paisajes y ciudades, admirando la naturaleza y las prodigiosas obras que hicieron los hombres cuando no guerreaban.
¡Álamos del amor que ayer
Concatedral de San Pedro.
Frente al palacio que alberga la Diputación Provincial se encuentra esta pequeña iglesia que data del siglo XII, de planta de cruz latina y ábside semicircular. En el siglo XV se añadieron dos capillas y en el siglo XVI se levantó la torre sobre el crucero, que mantiene las bóvedas ojivales de cañón de medio punto, mientras que la nave central está ornamentada con bóvedas de lunetos del siglo XVIII. La portada románica de la fachada principal procede de la antigua iglesia de San Nicolás, que fue trasladada en 1908. En su tímpano figura el santo que le daba nombre a la antigua iglesia románica, y a su alrededor seis figuras eclesiásticas. Los capiteles de la derecha representan la vida de San Nicolás, y escenas del Nuevo testamento en los de la izquierda.Este templo tiene un bello retablo renacentista y destaca el Crucificado tallado por Manuel de Pereira en el siglo XVII.
Ermita de la Virgen de el Mirón.
Un poco más apartada del casco urbano se encuentra la ermita de la Virgen del Mirón. Se llega hasta ella a través de un paseo flanqueado por árboles. El templo, de estilo barroco, se levanta en una amplia explanada en cuyo centro hay una pilastra que sostiene un busto del patrón de la ciudad, San Saturio. La construcción se llevó a cabo en el siglo XVIII con la aportación económica de los fieles de la ciudad, y el templo es de una única nave y una cúpula corona el crucero de la iglesia. Dejando atrás la ermita, en dirección este, se puede acceder al mirador conocido como Los Cuatro Vientos, un lugar desde el que se puede apreciar una hermosa vista de la ciudad, bordeada por el Duero, y desde donde también se pueden ver parte de los restos de la muralla.
Actualmente forma parte del convento de las Clarisas. Originalmente, la iglesia estaba consagrada a Santo Tomé. Se trata de una auténtica muestra del románico francés, claramente apreciable en su fachada principal: dos pisos con arquerías ciegas, un hermoso rosetón y, bajo éste, la puerta enmarcada por una estructura de medio punto, con arquivoltas ornamentadas con unas ricas tallas en las que se narran remas del Antiguo y Nuevo Testamento. En los capiteles que sustentan la arquería ciega pueden verse también escenas de la creación del mundo, escenas de Adán y Eva, milagros… Sobre la puerta, y enmarcado por las arquivoltas, se encuentra tímpano con un precioso relieve presidido por Dios Padre, sentado y con el hijo entre los brazos, a quien acompañan los cuatro evangelistas, María y José.Se cree que los cimientos del templo pudieron alzarse en el siglo XII sobre otra construcción de quizá la primera mitad de ese siglo. La planta actual consta de tres naves, pero hasta el siglo XVI no se abrieron las dos capillas laterales que hoy pueden verse. El templo cuenta también con una torre adosada a su fachada norte.
Ermita de San Saturio.
A la otra orilla del Duero, muy cerca de las ruinas del monasterio de San Polo, se levanta esta ermita del siglo XVIII sobre la cueva que habitó San Saturio, patrón de la ciudad. La iglesia es de planta octogonal y sus paredes están decoradas con pinturas murales, obra realizada por Antonio Zapata entre los años de 1704 y 1705. Dichas pinturas narran la vida del eremita. Inicialmente los restos de San Saturio reposaban en la cueva encima de la que fue construida la ermita, pero al construirse el edificio religioso se trasladaron al altar mayor del templo.
De este periplo, guardo recuerdos en imágenes que iba recogiendo con mis viejas cámaras, antes que la tecnología nos llevara a la era digital.
Y también quiero compartir con todos vosotros estos recuerdos y estas imágenes.
Para empezar, Soria con la poesía de Antonio Machado y el recuerdo de San Saturio, el santo eremita, que es el patrón de la ciudad.Campos de Soria
He vuelto a ver los álamos dorados,
He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera del Duero,
entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas de Soria
—barbacana hacia Aragón, en castellana tierra—.
Estos chopos del río, que acompañan
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas el son del agua,
cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas grabadas iniciales
que son nombres de enamorados,
cifras que son fechas.
¡Álamos del amor que ayer
tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
Concatedral de San Pedro.
En 1152 este templo alcanza el título de colegiata, momento en el que pasó a la orden de San Agustín. Los agustinos decidieron llevar a cabo una remodelación del edificio, añadiéndose un amplio claustro en el monasterio, derribando gran parte del anterior templo. El primitivo edificio románico prácticamente desapareció en su totalidad, quedando actualmente sólo tres de las cuatro arquerías del claustro.Éste es de único piso, y las arquerías se levantan sobre un podio. En el lado este se encuentra la puerta de la sala capitular y en el muro norte la del refectorio. La techumbre de madera seapoya sobre un alero en el que se muestran canecillos lisos, o con temas figurados.La iglesia fue concluida en 1577, siguiendo el modelo de la colegiata de Berlanga de Duero. Es de planta de salón y se organiza en torno a tres naves de cinco tramos cubiertas por bóvedas de crucería con capillas laterales entre los contrafuertes. La capilla mayor alberga una retablo clasicista del siglo XVI, obra de Francisco del Río.La torre, de planta cuadrada, es ya obra del siglo XVII.De las entradas al templo destaca la portada sur, presidida por San Pedro., enmarcado por una decoración típicamente renacenstista.
San Juan de Duero.
En la actualidad el templo alberga una sección de historia medieval del Museo Numantino sobre arte románico, y en la que se muestran también los restos de la convivencia de las culturas judía, musulmana y cristiana en la provincia de SoriaDel antiguo monasterio se conservan la iglesia, del siglo XII, el claustro y cimentaciones de dependencias monacales al sur. El rey Alfonso el Batallador donó los terrenos en los que se asentó el antiguo convento de la orden de San Juan del Hospital en 1134. La iglesia, de construcción anterior al claustro, es de nave única y con ábside semicircular. A ambos lados de la nave, flanqueando la subida al presbiterio, destacan dos baldaquinos sustentados sobre arcos de medio punto, que descansan sobre unos capiteles minuciosamente tallados con motivos del Nuevo Testamento y animales fantásticos.El claustro, de planta irregular, se construyó en el siglo XIII, y destaca la influencia del arte musulmán en esta parte del conjunto arquitectónico. Se conservan tan sólo los cuatro tramos de la arquería, de estilos diferentes: el románico de los arcos de medio punto y los restantes de evidente influencia árabe.
San Juan de Rabanera.
San Juan de Rabanera.
Frente al palacio que alberga la Diputación Provincial se encuentra esta pequeña iglesia que data del siglo XII, de planta de cruz latina y ábside semicircular. En el siglo XV se añadieron dos capillas y en el siglo XVI se levantó la torre sobre el crucero, que mantiene las bóvedas ojivales de cañón de medio punto, mientras que la nave central está ornamentada con bóvedas de lunetos del siglo XVIII. La portada románica de la fachada principal procede de la antigua iglesia de San Nicolás, que fue trasladada en 1908. En su tímpano figura el santo que le daba nombre a la antigua iglesia románica, y a su alrededor seis figuras eclesiásticas. Los capiteles de la derecha representan la vida de San Nicolás, y escenas del Nuevo testamento en los de la izquierda.Este templo tiene un bello retablo renacentista y destaca el Crucificado tallado por Manuel de Pereira en el siglo XVII.
Ermita de la Virgen de el Mirón.
Un poco más apartada del casco urbano se encuentra la ermita de la Virgen del Mirón. Se llega hasta ella a través de un paseo flanqueado por árboles. El templo, de estilo barroco, se levanta en una amplia explanada en cuyo centro hay una pilastra que sostiene un busto del patrón de la ciudad, San Saturio. La construcción se llevó a cabo en el siglo XVIII con la aportación económica de los fieles de la ciudad, y el templo es de una única nave y una cúpula corona el crucero de la iglesia. Dejando atrás la ermita, en dirección este, se puede acceder al mirador conocido como Los Cuatro Vientos, un lugar desde el que se puede apreciar una hermosa vista de la ciudad, bordeada por el Duero, y desde donde también se pueden ver parte de los restos de la muralla.
Actualmente forma parte del convento de las Clarisas. Originalmente, la iglesia estaba consagrada a Santo Tomé. Se trata de una auténtica muestra del románico francés, claramente apreciable en su fachada principal: dos pisos con arquerías ciegas, un hermoso rosetón y, bajo éste, la puerta enmarcada por una estructura de medio punto, con arquivoltas ornamentadas con unas ricas tallas en las que se narran remas del Antiguo y Nuevo Testamento. En los capiteles que sustentan la arquería ciega pueden verse también escenas de la creación del mundo, escenas de Adán y Eva, milagros… Sobre la puerta, y enmarcado por las arquivoltas, se encuentra tímpano con un precioso relieve presidido por Dios Padre, sentado y con el hijo entre los brazos, a quien acompañan los cuatro evangelistas, María y José.Se cree que los cimientos del templo pudieron alzarse en el siglo XII sobre otra construcción de quizá la primera mitad de ese siglo. La planta actual consta de tres naves, pero hasta el siglo XVI no se abrieron las dos capillas laterales que hoy pueden verse. El templo cuenta también con una torre adosada a su fachada norte.
Ermita de San Saturio.
A la otra orilla del Duero, muy cerca de las ruinas del monasterio de San Polo, se levanta esta ermita del siglo XVIII sobre la cueva que habitó San Saturio, patrón de la ciudad. La iglesia es de planta octogonal y sus paredes están decoradas con pinturas murales, obra realizada por Antonio Zapata entre los años de 1704 y 1705. Dichas pinturas narran la vida del eremita. Inicialmente los restos de San Saturio reposaban en la cueva encima de la que fue construida la ermita, pero al construirse el edificio religioso se trasladaron al altar mayor del templo.