Como publicaba ayer, Eduardo Carretero ha vuelto a Granada para recoger la medalla de oro de la ciudad que le han concedido el Ayuntamiento en consideración a sus méritos profesionales y personales.
Pero además ha podido recorrer las calles y plazas que recorrió en su niñez y en su juventud. En esta fotografía le vemos en la Plaza Bib-Rambla, aunque indicaba que ya no ser parecía a la de entonces, que tenía el suelo de tierra.
También aprovechó para desayunar unos buenos "tejeringos" en la Churrería Alhambra y recordar los sabores de antaño.
Ya por la tarde, en el teatro Isabel la Católica, el Señor Alcalde de Granada le entregó la medalla de oro que Eduardo agradecío con estas palabras:
“Muchas gracias al Excelentísimo Ayuntamiento de Granada que no me ha olvidado como yo no olvido a Granada. Mi estancia fuera no significa que haya olvidado el recuerdo permanente de mi niñez y de mi juventud que pasé aquí y lo que siempre me ha servido de ayuda para mi trabajo. Decir que era escultor y que era granadino me abría una gran puerta para trabajar porque contaba que con la belleza de Granada y el trabajo de sus muchos artistas que han dejado su belleza por todos los sitios, pues, indudablemente, se espera que un granadino que ha vivido en la belleza de Granada lo que haga sea algo sobresaliente. No es este mi caso pero así lo creyeron. Todas las crónicas que se han hecho de mi trabajo, tanto en Venezuela como en Granada y en Madrid, siempre consta como “el artista granadino” como primera fuerza para calificarlo, salvo una vez en Pamplona al hacer la referencia a un trabajo, decían que era artista navarro, como si quisieran que no fuese granadino.
Yo aquí nací, aquí pasé mi niñez y mi primera juventud. Aquí me casé. Aquí aprendí a esculpir la piedra, a tallar la madera y a empezar a ser lo poco o lo mucho que he llegado a ser; por lo tanto, tengo un gran agradecimiento a Granada. Circunstancias especiales, excepcionales, hicieron que yo saliera de Granada, cosa que para un granadino le parece que salir de Granada es salir del mundo, salir de la vida.
Ahora vivo y resido en Chinchón, un pueblo al que también quiero y ellos también me quieren, me han hecho hijo adoptivo y hoy aquí hay una representación del ayuntamiento y con la alcaldesa han querido compartir conmigo la alegría de este recuerdo.
Esta medalla me servirá para reafirmar aún más mi sentimiento granadino. Debe ser algo de la sangre, porque después de tanto tiempo sigo conservando el acento de Granada.
Y ahora he vuelto a revivir mi primera juventud en el Barrio de la Magdalena, mi vida en el Zacatín en la plaza de Bib-Rambla, en fin, he vuelto a ser niño.
Doy otra vez las gracias al Ayuntamiento y espero poder pagar de alguna forma este reconocimiento que el Ayuntamiento ha tenido conmigo.
Muchas gracias y saludos a todos”.
Y este es el aspecto que tenía el teatro Isabel la Católica, cuando la Banda de música interpretó el himno de Granada, el de Andalucía y el de España.
El Eremita, quiere felicitar a Eduardo Carretero en su nombre y en el de sus lectores, por este merecidísimo galardón con que ha sido premiado.