Esta puede ser mi última comunicación. Ya sé todo lo que ha ocurrido, y ahora ya puedo contarlo porque ya estoy a salvo.
En primer lugar tengo que decir que sigo escondido porque no pasará el peligro hasta que abandone España y me encuentre lejos. Esta es la historia.
Encargué a un detective que investigase lo que había de cierto en unos rumores insistentes que me estaban llegando. Y él me los ha confirmado totalmente. Manolo, el que fue mi creador y al que yo creía mi amigo y confidente, había decidido eliminarme. Parece ser que ya se había cansado de mí y que no estaba dispuesto a que yo continuase. Decía que le había dado más disgustos y sinsabores que satisfacciones. El muy ingrato no quiere reconocer que si alguien le conoce es gracias a mí.
Y se hubiese deshecho de mí, a primeros de este año, si yo no hubiese estado muy atento. Lo descubrí por una confidencia que hizo a un amigo, en un correo electrónico que se dejó abierto una noche en el ordenador.
Por eso tuve que huir y esconderme. Ahora ya he encontrado un destino. Me voy al Tibet. Allí tengo buenos amigos que me han garantizado que en uno de los monasterios budistas estaré seguro.
Allí podré estudiar y pensar tranquilamente. No sé cuando volveré, posiblemente, nunca. Seguro que os voy a echar de menos. Allí me han dicho que es difícil encontrar conexión a internet; si consigo conectar en alguna ocasión, os mandaré un mensaje.
Por ahora no pienso borrar nada del blog... Espero que Manolo, al menos, respete todo mi trabajo de casi cuatro años.
En estos momentos están llamando en el aeropuerto para embarcar los pasajeros de mi vuelo.
El Eremita.
(Continuará...)