Hoy es Jueves Santo, día del amor fraterno.
Soy uno de los 135.032 diagnosticados como portador del Coronavirus en España. Para ser más preciso ocupo la cama 2422 de la segunda planta en el Hospital Gregorio Marañon de Madrid.
Desde hace 14 días mi vida cambio de forma drástica. Nunca había estado hospitalizado y ahora me encuentro aquí solo en un ambiente desconocido, sin saber muy bien cuál es mi futuro inmediato. Pero no vamos a dramatizar porque en esta misma situación se deben encontrar, más o menos, los otros 135 mil y pico diagnosticados como yo.
Lo primero es adaptarte a las nuevas rutinas de higiene, con el asesoramiento impagable de Azucena que facilita el buen resultado. Después te proveen de un camisón que te queda por encima de las rodillas; blanco con unos puntos grises muy pequeños, que se coloca por la parte de delante, quedando detrás la abertura y habiendo que tener una cierta habilidad al cerrarlo porque es difícil que no te deje al descubierto el culo o los hombros, cosa que en otro tiempo y circunstancia podría resultar sugerente, pero que ahora poco añade a tu masculinidad.
Y a partir de ahí a la espera de los pinchazos, de las pastillas y al aburrimiento de la televisión que no para de dar las mismas noticias, aunque como cada vez veo menos y oigo peor, casi me da lo mismo lo que digan.
Yo por mi vocación de Eremita no me importa demasiado la soledad; pero esta es una situación nueva; es la soledad del confinamiento, la soledad obligada, incluso la soledad en compañía de tu compañero de habitación que también vive su propia soledad.
Esa soledad entre mensajes de Whatsapp, la mayoría de cumplido y pidiendo respuestas que no tienes y que te hacen estar un poco más solo.
Mientras, ahí fuera, no se si llueve o hace sol, pero como debe ser, la gente sigue su vida y se entretiene con “sus resistiré ” y las chorradas varias que se les van ocurriendo a los más ingeniosos y que después recibes reenviados cientos de veces. Se echa de menos más mensajes originales y menos “reenviados”
Y ya para terminar; en los grupos de Whatsapp en los que estás, no faltan reenviados con opiniones de ilustres como Ussia o Perez Reverte, poniendo a parir al Gobierno y otros pidiendo su dimisión. No he visto sus propuestas de cuando empezó todo esto y ya se sabe que a toro pasado, toreamos todos.
Así que, hasta que todo esto termine, un poquito de respeto para los 135.032 que estamos pasando todo esto solos.