Ponencia presentada por D.Manuel Carrasco Moreno en la I Jornada sobre los nuevos usos en Edificios Históricos, celebrada en Chinchón el pasado día 30 de enero de 2018.
Muy buena tardes y bienvenidos a la sesión de tarde de esta primera jornada sobre nuevos usos de los monumentos históricos, que hoy se centra en la Casa de la Cadena, para lo que me han encargado que les hable de su relevancia histórica e Chinchón.
Hay edificios o espacios urbanos que llegan a convertirse en el símbolo o emblema de una ciudad. La Torre Eifell, el Partenón, la Estatua de la Libertad, la Plaza de San Marcos, o la plaza de Chinchón, (lógicamente, salvando las distancias) identifican claramente a las ciudades en que se encuentran.
Pero también hay edificios, que siendo menos conocidos y representativos, también llegan a ser un referente de una parte de la historia de pueblos y ciudades.
Si nos fijamos en Chinchón, veremos cómo el Castillo de los Condes puede representar la época del inicio de su importancia como cabeza del Condado que conformó la historia posterior de nuestro pueblo. La Iglesia Parroquial, sus conventos y ermitas, nos recuerdan un pasado histórico y cultural que han traído hasta nosotros aquellos tiempos de esplendor de nuestra historia.
Pero hoy nos reúne un proyecto muy interesante que propone el estudio de cómo utilizar en la actualidad esos monumentos históricos y en esta primera jornada nos hace fijarnos en la Casa de la Cadena, que lógicamente, también tuvo una relevancia histórica y puede ser el símbolo de cómo un pequeño pueblo, perdido en el centro de ninguna parte, fue centro de atención de Reyes y Gobernantes, que influyeron en el devenir posterior de su historia.
La casa de la cadena es conocida por ser el lugar donde se alojó el Rey Felipe V, en su estancia en Chinchón; pero antes y después que él, otros reyes y personalidades llegaron hasta nuestro pueblo.
Si son ciertas las informaciones de José Manuel Castellanos Oñate en su libro “Las estancias de los Reyes Católicos en la Villa de Madrid”, los días 15, 16 y 17 de diciembre del año 1494 llegaron a Chinchón Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, para visitar a sus amigos y protegidos los Marqueses de Moya y primeros Señores de Chinchón que les alojaron en su lujoso Palacio. Durante estos días los humildes habitantes de Chinchón asistirían maravillados a los grandes fastos que se organizarían en la villa en honor de tan ilustres visitantes. Según algunos legajos del Archivo de Simancas se puede deducir que esta no fue única, sino que hubo algunas visitas más de los Reyes a sus amigos Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla.
Años después, cuando Juana, la hija de los Reyes Católicos, es nombrada heredera al trono de Castilla, regresa a España con su esposo Felipe, llamado el Hermoso, para recorrer y conocer sus territorio. En este viaje, llegan a Chinchón, donde son recibidos por los marqueses, a los que sin duda conocía la nueva heredera del trono de España. En la crónica de este viaje, se dice que se obsequió a los príncipes con un gran banquete en el castillo, tan abundante que Felipe ordenó no tomar nada y continuar el viaje: “Entonces hizo el marqués un banquete de dulces e hizo corridas de toros y juego de cañas a la moda del país...”.
Esta visita tuvo lugar el día 16 de septiembre de 1502, cuando Juana y Felipe recorrieron España antes de ser jurados como príncipes de Asturias por las Cortes de Castilla y Aragón. Habían llegado a Chinchón el día anterior, pernoctando en el Palacios de los Marqueses y partiendo hacia Arganda del Rey después de terminada la fiesta de toros.
Y, cronologicamente, llegamos a Felipe V. Felipe de Borbón era hijo del heredero del trono de Francia y de Ana de Baviera. Había nacido en Versalles el 19 de diciembre de 1683, donde había sido educado con unos criterios restrictivos e intransigentes, aunque sus posibilidades de llegar a ser rey parecían remotas. Era de carácter retraído y enfermizo y amante de la caza.
Al quedarse vacante el trono de España, es nombrado sucesor y llega a Madrid el 28 de enero de 1701 con poco más de 17 años y recorre las principales ciudades de España donde es aclamado con júbilo el joven monarca.
Años después, ya en plena guerra de Sucesión, Felipe V sale de Madrid el 23 de febrero de 1706 para dirigir personalmente la campaña, dejando a la reina el gobierno de la nación.
Conocemos muchos detalles de este viaje por el trabajo realizado por José Luis Armendáriz, que tituló: La casa de la Cadena, Historia de un viaje, en el que nos cuenta que en esta “villa le recibieron con general aplauso, disparando fuegos artificiales y piezas de artillería, y se hospedó en la casa de don Diego Contreras. Al día siguiente oyó misa y comió en esta villa, y prosiguió su jornada a Loeches”
Sabemos que el día 25 de febrero de 1706, llega a Chinchón Felipe V, procedente de Ocaña. Llega a las cinco de la tarde y venía acompañado por una pequeña corte, llevando como secretario a don José de Grimaldo.
Deciden pernoctar aquí y es alojado en la casa del licenciado don Antonio Freire, (o Antonio el Feile), que estaba junto al Convento de los Padres Agustinos. El Rey no acepta -según algunos historiadores- la invitación de los frailes porque en el mismo convento se había alojado antes el archiduque Carlos a su paso por Chinchón.
Es una incógnita cómo pudo aceptar el rey alojarse en una casa particular. En tiempos de guerra, como era el caso, los reyes, cuando salían de campaña, se alojaban en los campamentos, fuera de los pueblos y ciudades, porque allí era más fácil garantizar su seguridad.
En el escudo que hay sobre la puerta, en vez de blasones que indiquen una familia o dinastía, hay una leyenda, lo que era frecuente en las órdenes militares que dice:
JHS-MARIA
ABRAÇANDOME CON
ESTA ME LIBRO DIOS
DE LA ENBIDIA.
La invocación a Jesús y María y el emblema de la cruz, que aparecen en el escudo, también podrían indicar el carácter religioso de sus propietarios.
A la mañana siguiente todo el pueblo se echa a la calle y el rey después de oír misa, posiblemente en el Convento de las madres clarisas, tiene que acercarse a la plaza mayor donde le esperaban. Allí es aclamado por todo el pueblo como Rey. La crónica nos cuenta que, después de comer, salió el cortejo camino de Loeches, para llegar a Caspe, donde le esperaba el mariscal de Tessé.
Existe, a mi juicio, un grave error en algunas historias que circulan avaladas por algún historiador, según el cual, Felipe V fue proclamado Rey en la Plaza de Chinchón. Felipe V, el día 26 de febrero, se acerca a la plaza de Chinchón, donde era esperado por el pueblo que le “ACLAMA” como Rey. Sin duda que alguien confundió el aclamar con proclamar. Felipe V ya había sido proclamado Rey en Madrid cuando llega a España en el año 1701. En este caso, daban a entender los chinchonenses que no reconocían la proclamación del Carlos de Habsburgo, segundo hijo del emperador Leopoldo I, como rey de España que tuvo lugar en el año 1703 en Viena.
La estancia de Felipe V en nuestro pueblo figura en todas las historias de Chinchón, y tenemos también confirmación de este hecho, en las transcripciones literales de los manuscritos de las respuestas al cuestionario enviado por el Cardenal Lorenzana, en el año 1782, donde textualmente dice:
"Cuando las guerras de sucesión estuvo hospedado en este convento el Archiduque Carlos y poco después llegó nuestro rey el señor don Felipe Quinto, quien se aposentó en otra casa frente del convento, propia de los padres de don Manuel Díaz, consejero de indias, y en señal de este honor tiene la citada casa una cadena a la puerta".
Efectivamente, la concesión real para la colocación de la cadena en la puerta de la casa, data del año 1737, a petición de don Antonio Freire, propietario entonces de la casa de la Cadena.
De la estancia del Archiduque Carlos en Chinchón sólo tenemos la mención que aparece en las trascripciones antes citadas, aunque no sabemos la fecha ni el motivo de su estancia, sólo podemos deducir que fue anterior a esta fecha, posiblemente en el año 1703.
A partir de entonces el pueblo de Chinchón se alineó con Felipe V, llegando incluso a negarse a entregar el trigo que reclamaba el propio corregidor don Antonio González de la Cava para los aliados, a pesar del riesgo que suponía para el pueblo al estar cerca el ejército enemigo. Efectivamente, el 11 de agosto de 1706 se encontraba acampado el ejército del Archiduque, al mando del Marqués de las Minas, entre los ríos Tajo y Jarama, en el término de Chinchón, donde ocasionó grandes daños, tanto para abastecer las necesidades de un ejército numeroso, como por considerar que se encontraban en territorio enemigo.
Fueron tales las pérdidas que ocasionaros en el pueblo que se solicitó la condonación de contribuciones, haciéndose una exhaustiva y detallada información por catorce testigos, clérigos y seglares, que decía así:
“Que el ejército enemigo se mantuvo en Chinchón veintisiete días cortando de cuatro a cinco mil olivos, saqueando muchas casas, quitando puertas, ventanas y techos y sacando de debajo de la tierra lo que los vecinos habían ocultado. Habiéndose tasado los referidos daños en más de tres mil fanegas de aceituna que cada una suele rendir media arroba de aceite, en seis mil cargas de uva blanca y cuatro mil de tinta, y hay veintiséis casas muy maltratadas sin puertas, ventanas ni techos”.
Además de todos estos daños ocasionados en los bienes del pueblo, que se relacionan en este documento del archivo de Chinchón, también fueron considerables los daños ocasionados en los edificios propiedad de los condes, sobre todo en el palacio en el que se ocasionaron grandes desperfectos.
Ante el acoso del ejército real, abandonaron el término de Chinchón atravesando el río Tajo por la noche del 7 de septiembre.
Por entonces, el condado de Chinchón había pasado a los herederos de la rama italiana, que se habían aliado con el Archiduque Carlos, por lo que sufrieron represalias por parte del Rey.
Es don José de Sforza y Cesarini, duque de Genzano, quien el 25 de octubre de 1738 vende el título y Estado de Chinchón, al Infante don Felipe de Borbón y Farnesio, hijo del rey Felipe V.
El Infante había nacido en Madrid el 15 de mayo de 1720 y tenía 17 años cuando se convierte en el duodécimo conde de Chinchón.
Como es de suponer, la noticia de la compra del Condado por el hijo del Rey causó una gran conmoción en todos los pueblos del condado. Eran conscientes de las posibilidades que se abrían al pasar a ser posesión de la familia real. Además, por su proximidad a la corte y al real sitio de Aranjuez, lugares de residencia de los reyes, ofrecía una oportunidad para que en estos pueblos se fuesen asentando familias que pretendían, por unas u otras causas, estar cerca de la realeza.
Aunque la fecha oficial de la venta fue el día 25 de octubre, desde unos meses antes la noticia es conocida en el Condado y, como era normal en estas circunstancias, los representantes de todos los pueblos se apresuran a solicitar autorización para organizar grandes fiestas conmemorativas del acontecimiento. Como contestación a estas solicitudes, con fecha 21 de septiembre de 1738 don Miguel Herrero de Espeleta, representantes del Infante, dirige al Ayuntamiento de Chinchón un escrito en el que se indica que "ante la solicitud de los distintos pueblos del condado para celebrar fiestas públicas por la felicidad que van a adquirir en ser vasallos de tan grande y benigno príncipe, y deseando al mismo tiempo que estas demostraciones no excedan de los límites de la actual posibilidad, autorizan a Chinchón a celebrar con este motivo los siguientes actos: Dos fiestas de toros, sin caballero, en la Plaza, y demás circunstancias al arbitrio de la villa. Tres noches de fuegos y luminarias, moderando el gasto de los fuegos. Dos comedias y una mojiganga". A continuación detalla las fiestas que pueden realizar los restantes pueblos.
Posiblemente el hecho de que su hijo fuese el titular del Condado de Chinchón, hizo que Felipe V, el 26 de diciembre de 1738, decidiese conceder a Chinchón la gracia de que se titule “La Muy Noble y Muy Leal". Argumenta esta concesión “en consideración a la nobleza de la villa de Chinchón, a su lealtad que acreditó bien en la guerra pasada y a la circunstancia de tener por dueño al infante don Felipe, mi hijo... sin el gravamen del servicio pecuniario que es regular, cuando no concurren tan poderosos motivos... Por tanto, en ejecución de la de mi citada real resolución por esta mi Carta, concedo licencia, permisión y facultad a la referida villa de Chinchón, para que desde este día en adelante para siempre jamás, se pueda titular, titule y nomine en su ayuntamiento, acuerdos y demás partes que convenga, La Muy Noble y Muy Leal, previniendo así en sus armas, escudos, sitios y parajes convenientes a que en todo tiempo conste de esta gracia, para que goce de la honras, honores y preheminencias que por semejantes están concedidas....se ha de tomar razón en la Contaduría General de la distribución de mi Real Hacienda donde están incorporados los libros de Registro General de Mercedes. Dada en el Pardo, a diez y siete días del mes de febrero de mil setecientos treinta y nueve años. Yo el Rey”.
Como sabemos, el condad0 pasó después a propiedad del Infante don Luis, por quien se relacionó con Chinchón la familia de Francisco de Goya, que tanto supuso culturalmente en la historia de nuestro pueblo.
Y finales del siglo XIX, Chinchón va a recibir otra visita de la realeza, ésta de carácter social y festivo. La familia real pasaba temporadas en el Real Sitio de Aranjuez. En el año 1892 la infanta Isabel, que era conocida como “La Chata”, quiso darse un paseo y en un coche tirado por cuatro caballos llegó hasta nuestro pueblo. Lógicamente las autoridades locales habían sido avisadas de antemano y se organizó una pequeña fiesta de bienvenida en el Ayuntamiento, ofreciéndola un refresco el Concejo y la Sociedad de Cosecheros.
Posiblemente en agradecimiento por esta acogida y recibimiento, el 20 de junio de ese año, la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, reconoció a la Sociedad de Cosecheros como “Proveedor de la Casa Real” y autorizó el uso de las armas reales en las etiquetas de sus productos.
Ya en el siglo XX, la relación de la Monarquía con la Ciudad de Chinchón iba a a volver a coincidir. Los días 12 y 13 de noviembre de 1922 Chinchón recibió las visitas del Príncipe de Asturias y de S.M. el Rey Alfonso XIII, con motivo de estar realizando aquí unas "Escuelas prácticas" el Regimiento de Infantería de León n.º 38. Al monarca le acompañaban las primeras autoridades del Gobierno. Con este motivo se formó una gran comisión organizadora de los actos que tuvieron lugar con este motivo, en la que estaban representados todos los estamentos sociales, culturales, políticos y económicos de Chinchón.
Cuentan las crónicas que el Monarca quedó impresionado por el recibimiento y por el orden y el progreso que pudo advertir en el pueblo y al subir al vehículo estrechó con sus dos manos la diestra del señor alcalde, diciéndole que no olvidaría nunca al pueblo de Chinchón y que le diera las gracias por el entusiasta recibimiento hecho a su persona y a su augusto hijo, y por la buena acogida, cariño y hospitalidad dispensados al Regimiento de León.
El agradecimiento del Rey se plasmó unos años después y concedió el título de “excelencia” al Ayuntamiento de Chinchón, según podemos ver en un documento del Gobierno Civil de Madrid, que, por orden del Ministerio de la Gobernación, envía un escrito al Ayuntamiento, en la que se comunica que con fecha 7 de octubre de 1926, el rey Alfonso XIII firma una real orden por la que se concede al Ayuntamiento de Chinchón el título de Excelencia, "Queriendo dar prueba de Mi Real aprecio a la Ciudad de Chinchón, provincia de Madrid, por su acertada administración municipal, que tan beneficiosos resultados produce al vecindario y por su constante adhesión a la Monarquía".
Ya anteriormente, el día 14 de diciembre de 1916, por real decreto firmado en el palacio real, por el rey Alfonso XIII, se concede a Chinchón el título de Ciudad, "queriendo dar prueba de mi real aprecio a la villa de Chinchón, provincia de Madrid, por el creciente desarrollo de su agricultura y su constante adhesión a la monarquía".
Para finalizar, el día 18 de Julio de 1951, el entonces Jefe del Estado, Francisco Franco, visita Chinchón para inaugurar el Grupo Escolar “Hnos. Ortiz de Zárate”.
Para continuar con esta tradición pienso que sería una buena oportunidad, cuando la Casa de la Cadena esté restaurada, para que el actual Monarca nos visite para inaugurar la nueva actividad de la casa donde pernoctó su homónimo predecesor.
Así pues, podríamos convenir que de alguna forma la Casa de la Cadena puede ser un referente y un símbolo de la vinculación histórica de Chinchón con las más altas instancias del Estado.
La Casa de la Cadena fue hasta el año 2010 de propiedad particular, siendo adquirida por el Ayuntamiento a la Fundación Arauco y posteriormente la Comunidad de Madrid inició su rehabilitación.
La Casa de la Cadena forma parte del patrimonio cultural de Chinchón y recuerda una parte relevante en su Historia, por lo que sería deseable y oportuno que se le diese una finalidad acorde con su relevancia histórica; una finalidad que sirva para fomentar la cultura y el arte en Chinchón; lo que puede ser perfectamente compatible con la promoción turística de nuestro pueblo. Tenemos que tener en cuenta que el bien común debe prevalecer siempre sobre los intereses particulares y sectoriales y habrá que conseguir el hacer compatibles los intereses de todos.
Sin duda, esta primera jornada que se celebra hoy en Chinchón para estudiar los nuevos usos para los monumentos históricos pueden contribuir a conseguirlo.
Muchas gracias por su atención. Gracias.