Se llama Ramón Ramírez, como el que corto el rabo al perro de San Roque; es
"Disc jockey", "DJ" o pinchadiscos de profesión. Y tiene
una historia curiosa.
Es bajito, con unos kilos de más, peina rastas, y no le vendría mal
una ducha de vez en cuando. Viste casi siempre camisetas que el mismo diseña,
con mensajes en inglés que solo los entiendan los pocos que en pueblo han
estudiado ese idioma. Porque, nuestro protagonista vive en el pueblo que le vio
nacer, y como ya he dicho, tiene una historia que os voy a contar. Lo
primero decir que sólo sus familiares más cercanos saben que se llama Ramón. A
su padre que tenía un peculiar sentido del humor, no se le ocurrió ponerle otro
nombre que el del famoso dicho del perrito del patrono del pueblo, por lo que
de pequeño tenía que soportar a diario la pregunta de por qué le había tenido
que cortar el rabo al pobre perro.
Cuando decidió
hacerse pinchadiscos, como había que ponerse un nombre apropiado para este
menester, decidió escoger las iniciales de su nombre y apellido para ponerlas
delante de "DJ", pero con ello no soluciono del todo el problema
porque cuando le preguntaban que significaban esas dos erres, tenía que decir
lo de Ramón Ramírez.
Su novia, que era
bastante más espabilada que el, pensó que le iba mejor para su profesión
llamarse "Roque Rock" y así fue como pudo conservar su anagrama
"RR.DJ" conservando el nombre del patrón de su pueblo pero sin tener que
soportar los chistes del perrito.
Siguiendo con su
historia, Ramón, digo Roque, como se le conoce ahora, nunca fue un buen
estudiante; vamos a ser sinceros, era un pésimo estudiante y suspendía todo,
año tras año. Terminó el graduado escolar por correspondencia, en la academia
de un primo de su madre, pero se llegó a doctorar en música moderna en la
discoteca de su pueblo.
Ahora ha logrado un cierta fama, porque dicen que se le da bien eso de pinchar;
además tiene un cierto desparpajo y es un poco deslenguado, por lo que hasta le
invitan algunas veces como tertuliano en algunas televisiones.
Los veranos trabaja en una
macro discoteca que traslada en un camión de pueblo en pueblo, cuando llegan
las fiestas patronales.
Solo que, a su pobre madre
le zumban los oídos por los improperios que suelen lanzar de los viejos del
lugar, cuando no pueden dormir por las noches por el infernal ruido de la
dichosa macro discoteca en la que pincha, todas las noches de las fiestas,
RR.DJ, como ahora se conoce a Ramón Ramírez.