Después de la entrada publicada el pasado día 21, y como El Eremita no me ha regañado (mucho), como no hay noticias dignas de mención, me atrevo a publicar esta nueva entrada de opinión. Como ilustración varias de las fuentes que se pueden encontrar en Chinchon, porque lo he titulado, precisamente, eso
Elpidio.
FUENTES
Escuchamos con frecuencia a los
tertulianos de la tele y de la radio, y a los periodistas de los medios
escritos, citar a sus fuentes, como argumento de credibilidad de sus
informaciones. Sin embargo todas estas fuentes son anónimas y ellos pretenden
que sigan siéndolo con el mismo celo que si guardasen el secreto de la fuente
de la eterna juventud.
A la vista de las informaciones
que emanan de estas fuentes, podríamos decir que hay fuentes sulfurosas, cuyas
aguas son muy apropiadas para enervar los ánimos, otras de aguas ácidas muy
propias para las críticas crueles, aguas minerales para fortalecer los valores
propios, aguas clorhídricas que esparcen el mal olor a su alrededor, aguas
cenagosas y sin depurar, aguas limpias y cristalinas, desgraciadamente muy
escasas; y aguas infectadas por las cloacas, que pueden aflorar gracias a los
que beben en estas fuentes no les importa comercializarlas en preciosas
botellas, aún sabiendo que su contenido puede ser altamente tóxico. En fin,
demasiadas fuentes; yo diría que más fuentes que en la mismísima Roma.
Y como hay gente para todo, el
auditorio prefiere las fuentes que refuercen su sentir y su pensar; las que más
perjudican a sus enemigos, aunque en el fondo saben que el agua contaminada
termina perjudicando a todos; las aguas algo ácidas, porque en la situación en
la que estamos, lo que de verdad nos apetece es soltar nuestra bilis en contra
de lo que sea. Están en clara decadencia las aguas limpias, porque ya se sabe
que suelen ser incoloras, inodoras y sobre todo insípidas, y esto, hoy
día, resulta aburrido, sobre todo para
toda esta gente que vive de la maledicencia, del infundio, de la protesta
aunque sea injustificada, y de meterse en la vida de los demás, aunque parece
que a nadie le interese demasiado ayudar a los que lo están pasando mal, sino
más bien regodearse en el mal que les pueda pasar. No es que se quiera que gane
tu equipo, lo que de verdad queremos es que pierda el contrario, y si es en el
último minuto y de penalti injusto, mucho mejor.
El hecho es que ahora, cuando
alguien te da una noticia, no tienes más remedio que preguntar cual es la
fuente de donde procede, porque en función de ello, podrás saber el sabor del
agua con la que te la tienes que tragar.