En estos días de confinamiento, aunque sea perimetral, en que nos podemos salir de nuestro entorno, he pensado que no estaría mal echar la vista atrás y hacer un viaje en el recuerdo de los lugares que hemos visitado durante los años en que el viajar era un placer y pudimos conocer tantos sitios, que ahora rememoramos con añoranza.
He cogido los viejos álbumes de fotografías y he dejado volar la imaginación. Estos viajes que voy a recordar estarán matizados por la distancia y ya se sabe que la memoria es selectiva y siempre tiende a olvidar lo malo y magnificar los buenos momentos que pasamos, la mayoría de las veces acompañados de buenos amigos con los que compartimos esos días.
Y me he encontrado con las fotografías en papel que ya empiezan a decolorarse y a mostrar el paso de los años. Ahora ya no se lleva lo de los álbumes de fotos; las llevamos encima en nuestros móviles, aunque hay que reconocer que es otra cosa. Ha perdido la magia que tiene el tocar las fotos que parece que nos acercan a aquellos lugares que entonces visitamos y que ahora vamos a recordar.
1.- LISBOA.
Era a primeros de septiembre, pero ese año todavía teníamos vacaciones. De eso han pasado ya casi 25 años. Nuestros amigos nos dijeron que si nos animábamos a ir un largo fin de semana a Portugal. Y nos animamos.
Habíamos reservado hotel y salimos de mañana, temprano. El viaje no se hace largo y a eso del mediodía estábamos en el Hotel Palacio de Estoril.
Como digo, los recuerdos se van difuminando pero recuerdo el “prosciutto”, o sea un jamón que en nada se parecía a nuestro jamón serrano y que te lo ponían en los restaurantes como entrante aunque no lo pudieses, pero después te lo cobraban ... y caro. Y ya hablando de gastronomía, nos habían recomendado el bacalao, pero en el único sitio que estaba aceptable fue en el Casino de Estoril, en una cena espectáculo que estuvo muy bien. También nos dimos un homenaje en un restaurante a las afueras de Lisboa, junto a un paraje que llamaban la “boca del diablo” donde tomamos una grandiosa mariscada, algo cara, pero que mereció la pena.
Visitamos en Estoril el chalet donde vivió Don Juan de Borbón, estuvimos en Cascáis y pasamos un día en Lisboa. El castillo desde donde hay una panorámica impresionante de la ciudad, la torre de Belen, el monumento de los Conquistadores, el Monasterio de los Jerónimos y el gran puente sobre el Tajo...
Visitamos también el Palacio Nacional de Queluz, con sus jardines al estilo francés y no faltó una excursión a Sintra donde pudimos ver los escenarios donde se rodó la película “El perro del hortelano” de Pilar Miró.
Una de nuestras salidas nocturnas fue al Casino de Estoril, que ofrecía una cena espectáculo dedicado al escritor portugués Fernando Pessoa.
Recordandolo en la distancia y en la lejanía en el tiempo, he pasado unos minutos muy agradables reviviendo aquellos días. Os invito, cuando sea posible, visitar Lisboa; seguro que habrá cambiado mucho, pero luego podréis contárselo a vuestros nietos, cómo hago yo ahora con vosotros.