En la Pedanía de Valporquero de Torío, municipio de Vegacervera, en la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica, al norte de la Provincia de León, y a 1386 metros de altitud está la Cueva de Valporquero.
Subiendo por una empinada carretera que discurre junto al río Torío, que cruza en varias ocasiones durante el camino, llegamos a un pequeño pueblecito que esa mañana estaba blanco por la nieve primaveral que aún estaba cayendo.
La Cueva de Valporquero abrió sus puertas al público en el año 1966, después que la Diputación de León tuviese que hacer una impresionante obra de acondicionamiento e iluminación, ya que es una de las cuevas más largas que se pueden visitar de forma relativamente cómoda y segura.
La cueva empezó a formarse hace más de un millón de años, cuando las frías aguas del río Valporquero, afluente del río Toríoempezó a filtrarse las fisuras y grietas de las montañas para formar una serie de pasadizos y cavernas adornadas por estalactitas, estalagmitas y columnas de dimensiones inesperadas y volúmenes descomunales que hacen que el visitante pueda pensar que está regresando de un viaje al centro de la tierra.
Si, como nosotros, haces una visita en esta época, cuando se está produciendo el deshielo de las nieves de las montañas, el arroyo de valporquero se llena de agua produciendo un ensordecedor estruendo por el recorrido del agua a través de las galerías de la cueva.
A través de siete grandes salas, con un recorrido de cerca de tres kilómetros y teniendo que subir y bajar más de cuatrocientos escalones durante casi dos horas, el visitante puede admirar esta maravilla, que la cámara de fotos no ha podido captar con precisión, del interior de la cueva, por la escasa iluminación de que se dispone.
Una visita obligada para los amantes de la naturaleza y de las obras que ésta ha hecho en el transcurrir de los siglos.
Fotos: m.carrasco.m