La Catedral de León está dedicada a Santa María de Regla, es sin duda, una de las catedrales más puras del arte gótico de todo el mundo.
Iniciada en el siglo XIII, es una de las grandes obras del estilo gótico, de influencia francesa. Conocida con el sobrenombre de Pulchra leonina, se encuentra en pleno Camino de Santiago.
La catedral de León es conocida sobre todo por llevar al extremo la «desmaterialización» del arte gótico, es decir, la reducción de los muros a su mínima expresión para ser sustituidos por vitrales coloreados, constituyendo una de las mayores colecciones de vidrieras medievales del mundo.
La construcción de la catedral se inicia hacia 1205, pero los problemas constructivos de los cimientos hicieron que pronto las obras quedaran paralizadas, y no se reemprendiera la tarea hasta 1255, bajo el pontificado del obispo Martín Fernández y el apoyo del rey Alfonso X el Sabio de Castilla y León, siendo esta nueva catedral de estilo enteramente gótico. El arquitecto de la catedral parece ser que fue el maestro Enrique, tal vez natural de Francia, y que ya había trabajado anteriormente en la catedral de Burgos.
Fachada principal de la catedral de León.
La catedral de León, al igual que su hermana predecesora la catedral de Burgos, se inspira en la planta de la catedral de Reims.
Además de la planta, la catedral de León también está inspirada en la de Reims en la estructura y la forma de las capillas de la girola y el desarrollo del crucero. La influencia de la catedral de Chartres puede notarse en el pórtico occidental. La de León abandona el modelo de la catedral de Reims en los alzados a partir del cuerpo del triforio, pues aquí es diáfano y acoge los progresos técnicos conseguidos en la Sainte Chapelle y la catedral de Amiens.
También influencia francesa es el desarrollo del presbiterio, con la idea inicial de colocar allí el coro según la costumbre de aquellos. Individual leonés es la ubicación del claustro, sin articulación orgánica con el templo, la salida de la planta de las torres de la fachada principal, que obliga a mostrar el alzado de los arbotantes de la nave central, y la no continuidad de las cinco naves de la cabecera en el cuerpo del templo, que se reducen a tres.
Como rasgo característico más importante, goza la catedral leonesa de alcanzar el summum lumínico de todas las catedrales, con un espacio inmenso de vidrieras al reducirse la estructura pétrea de sustentamiento al mínimo posible, llegando a superar así técnicamente a las mismas catedrales francesas.
En el año 1844, el mal estado del edificio hizo que el Estado tuviera que acudir a su reparación, fecha en que la catedral de León fue declarada Monumento Nacional, el primero del patrimonio español. En 1849 el jesuíta P. Ibáñez diseñó y colocó un nuevo rosetón para el hastial sur.
Los trabajos de restauración continuaron levemente en el siglo XX, sobre todo en las primeras décadas.
El 27 de mayo de 1966, un incendio motivado por la caída de una chispa de un rayo arrasó toda la techumbre de las naves altas, aunque por suerte las consecuencias no fueron graves y la techumbre se pudo reparar.
En las últimas décadas se ha estado trabajando con gran intensidad en el refuerzo de las estructuras y en el tratamiento y limpieza de la piedra con las más novedosas técnicas, en un esfuerzo por conservar para la Humanidad esta maravilla arquitectónica.
En esta última década también se están llevando a cabo la restauración y consolidación de las vidrieras, usando las más modernas técnicas. Se usan vidrios de protección para cerrar los vanos y un acristalamiento isotérmico para proteger y conservar la vidriera de los efectos atmosféricos, así como mallas metálicas protectoras exteriores. La financiación ha sido llevada a cabo por el ministerio de Cultura del Gobierno de España y por la consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, mediante el proyecto cultural «Catedral de León, el sueño de la luz». Este proyecto permitió la visita guiada para conocer la restauración de las vidrieras.
Las fotografías están tomadas en un lluvioso día del mes de abril, un día antes de que hubiese que desalojar la catedral por una falsa amenaza de bomba.