Capítulo VI: Los hijos, ¿son bienes gananciales?
- Vamos por partes, tu tienes toda la razón y no tienes que renunciar a nada...
Efectivamente, la abogada era un encanto y se le veía buena persona, así que no le costó demasiado trabajo el contarle "con pelos y señales", como ella dijo, todo lo ocurrido.
Su planteamiento era claro: Sólo él era el culpable y además había admitido su adulterio. Por lo tanto, ella no debía de abandonar, por ningún concepto el domicilio familiar; no entrar al trapo en las posibles provocaciones de su marido, y para cualquier planteamiento remitirle a la abogada; debía mostrarse más cariñosa y complaciente con los niños, incluso si se aprovechan para conseguir lo que antes les había negado; nada de aventuras amorosas, ni siquiera salir sola con nadie del sexo masculino, disponer sólo del dinero de su cuenta corriente y no tocar para nada el saldo de la cuenta en común; y sobre todo, muchas discreción y absolutamente prohibido comentar nada de lo que hablasen entre ellas.
- Y ahora, vamos a hacer un inventario de todo lo que teneis...
- Pues, el chalet de Rivas, un apartamento en Gandia, el piso que compró él cuando era soltero...
- Pero que terminasteis de pagar despues de casaros, ¿no?... pues tú también tienes derecho a una parte...
- Mira, si yo no quiero aprovecharme.
- Tu harás lo que yo te diga... tienes derecho y ya te he dicho que no vas a renunciar a nada... Sigue...
- Los coches, los muebles... y, bueno, la empresa...
- ¿Tu conoces bien la situación de la empresa?
- Por supuesto, he llevado hasta ahora la administración...
- ¿Tendrás información contable?
- Sí, claro, guardo en casa todas las copias de seguridad desde el principio, tanto de la contabilidad oficial como de de la contabilidad "b"...
- Eso nos facilita muchos las cosas... Y ¿como está dividido el accionariado
- Mi marido... bueno... él tiene el 25%, yo otro 25% y el otro 50%, Manolo y Adela.
- Esto lo tenemos que estudiar con más calma... ¿tu piensas que los otros socios se podrían aliar con él para dejarte a tí a un lado?
- Hombre, en un principio creo que no... sobre todo Adela... pero Manolo es amigo suyo de toda la vida y en un caso así...¡cualquiera sabe...!
- Debes llamar, oficialmente, al Director General de la Empresa para decirle que, en tanto no se aclare tu situación, vas a interrumpir tus funciones... ¿no habrá problemas con esto?
- No, no creo, Julio, el contable se puede hacer cargo del trabajo con la supervisión de Adela, que conoce bien todos los asuntos...
- Déjame que estudie todos estos datos, voy a intentar valorar los bienes y cuando tenga todo preparado te llamo y nos vemos de nuevo...
- Gracias por todo, Araceli... eres un encanto...
- Y no se te olvide, silencio y, por ahora, nada de aventuras ¿eh?
La entrevista de Jose con el Sr. Castillo, tuvo un desarrollo muy similar. Tenía el abogado casi su misma edad y era un buen conocedor de las debilidades humanas.
- Mira Jose, tenemos que aceptar que presenten la petición de separación alegando tus infidelidades, así que considero que sería mejor hacer un planteamiento de separación de mutuo acuerdo con lo que nos evitamos tiempo y dinero... bueno, si es que tú realmente quieres separarte..
- Sí, sí, yo me quiero separar... ¡se va a enterar esta de lo que es bueno..! Y además quiero que ella sólo se quede con lo imprescindible... como decía aquel entrenador argentino "al enemigo: ni agua".
- Comprendo que ahora estés ofuscado y dolido, pero estos sentimientos no son buenos consejeros... así que me quedo con todos los datos de vuestro patrimonio, estudio la situación... y te llamo...
- Hay que solucionar esto cuanto antes, porque así no se puede vivir...
- Se me está ocurriendo una cosa... Según me has dicho, tú tienes un piso vacio... ¿por qué no te vas a vivir allí tú sólo y así evitais esa dificil convivencia que sólo os va a proporcionar tensiones innecesarias... y puede que hasta algún altercado..? Así los dos tendríais el alejamiento necesario para ver vuestra situación con una cierta perspectiva...
La idea del abogado no le pareció mal del todo. Tenía razón; con poner una cama, un par de sillones y una mesa, como la cocina y el baño estaban instalados, era suficiente para arreglarse durante una temporada... y si se ponía algo a tiro... hasta se podía usar de picadero...
- Pepito, dile a tu madre que quiero hablar con ella...
- Papá, por favor, no me debes mezclar en vuestros problemas, porque ya sabes que todo esto me hace sufrir y puedo caer en otra crisis de ansiedad.
- Vaya por Dios... ¿es que vas a servir alguna vez para algo?
- ¡Qué injusto eres! Ya dijo el doctor que teníais que comprenderme, que mi carácter era débil y necesitaba mucha comprensión...
- Lo que tú necesitas es otra cosa... pero bueno... Margarita, hija, puedes decir a tu madre que necesito hablar con ella...
- Yo últimamente estoy muy sorda y casi no oigo nada... pero creo que, desde hace unos días, para hablar con ella hay que ponerse en contacto con su abogada...
Matilde que había asistido, complacida, a la escena, intervino:
- Hija dile a tu padre que diga lo que quiera decir, pero sin enrollarse...
- Sólo quiero que sepais que me marcho a vivir fuera... me llevo la cama de la habitación de invitados, el tresillo viejo, la mesa y las sillas de la bodega... si quereis saber mis señas... se las preguntais a mi abogado.
El Sr. Castillo tenía razón; para Jose y Matilde fue beneficioso el distanciamiento. El no tener que verse a diario les permitió relajarse y les permitió ver "su" problema con más frialdad.
Jose, por su parte, se estaba adaptando bastante mejor de lo que pensaba a su nueva situación, incluso se había atrevido a freirse unos huevos en un par de ocasiones y había aprendido a "desenlatar" unos callos a la madrileña que le "salían" buenísimos.
Todos sus problemas le habían casi hecho olvidar sus "juegos" con Gloria que desde que trascendió lo de su separación había mantenido un distanciamiento respetuoso que él había agradecido. Pero consideró que ya era hora de retomar la "tarea" que habían dejado a medias y aquella tarde se las ingenió para volver por el despacho sabiendo que ella se había quedado a trabajar, aunque sabía que su socio también se iba a acercar por la oficina cuando terminase una comida con un representante de la Comunidad y habría que darse prisa.
- Hola, Gloria, tú siempre trabajando.
- Hola, Jefe... Ya ves, a ver si termino estos papeles antes de irme de vacaciones.
- ¿Cuando te marchas?
- Pero si ya lo sabes, la semana que viene...
- Disculpame, es que, como sabes, estos días han sido muy ajetreados...
- Sí, ya me he enterado... y lo siento...
- Bueno... nunca se sabe... por cierto, ¿sabes que vivo solo en un piso de soltero?
- No, no lo sabía...
Mintió, mientras le miraba fijamente, como animándole a seguir, y aprovechaba para retirarse el pelo de la cara y así dejar totalmente despejada su explédida delantera.
- Pues cuando quieras te lo enseño...
- ¿Es tan bonito?
- Si tu vienes... entonces sí que estará bonito... porque ahora le faltan los detalles que sólo puede dar una mujer... así que me podías ayudar a decorarlo...
Estaban hablando delante de la mesa de trabajo. El permanecía de pie, enfrente de ella que seguía sentada ante el ordenador, él no se preocupaba en disimular su interés por escudriñar lo más profundo de su escote, lo que a ella no parecía importarle demasiado.
- Si yo no soy decoradora... y además tengo muy mal gusto...
- Eso no tiene mayor importancia... porque si tu quieres... como dentro de poco voy a ser "soltero"... Si lo pones a tu gusto... incluso... lo podríamos compartir....
A Gloria le cambió el semblante. Se puso seria... pero conservó una cierta pícara dulzura en su voz.
- Jose, por favor... yo creía que éramos amigos... Ya te dije que si había que jugar... jugábamos... pero sin compromisos... Si un día se pone a tiro y echamos un polvo... pues muy bien... pero yo no quiero jaleos..
Como él intentó hablar, le tapó los labios con la punta de sus dedos y continuó:
-Calla, por favor, no hables y escúchame... Si ahora nos liamos, ¿cuanto va a durar?... unos meses... un año...¿y después?... después, yo perdería mi puesto de trabajo y tu me olvidarias... con lo que, al final, íbamos a salir perdiendo los dos...
- Pero, Gloria...
- Que no, de verdad, Jose... vamos a dejarlo...
Se levantó, se acercó a él, lo atrajo hacia sí cogiéndole por la cintura y le besó suavemente en los labios:
- Ademas, cariño, no eres mi tipo.
Aquella noche en el dormitorio de aquel piso que había comprado cuando todavía estaba soltero y que había sido el hogar de su familia durante los primeros años de matrimonio, a Edgardo José, al que ahora todo el mundo conoce por Jose sólamente, se le habían roto muchos de los esquemas que habían estado vigentes durante toda su vida... Su mujer quería separse de él... y sólo porque había tenido alguna aventurilla sin importancia. Su hijo era un inútil del que no podía esperar ninguna clase de ayuda. Su hija, aunque aún era demasiado pequeña, sólo le demostraba desprecio... y una chica, que no tenía donde caerse muerta, le había rechazado olímpicamente...a él... y con tanta elegancia que ni siquiera podía enfadarse con ella...
Se miró al espejo del cuarto de baño y esa noche, por primera vez, se vió viejo, gordo, feo y calvo... posiblemente esta noche había empezado a ver la realidad... y no se gustó.
Matilde, por su parte, inició una vida tranquila y relajada ya que sólo tenía que ocuparse de atender a sus hijos... bueno, prepararles la comida y poco más, porque prácticamente no pisaban por casa. Ella se pasaba las horas muertas tumbada en el césped de la piscina y como no tenía mucho más en qué pensar y todos los disgustos de estas últimas semanas le habían hecho perder el apetito, aprovechó para tomarse totalmente en serio lo de la dieta con unos resultados espectaculares no conseguidos, ni por asomo, anteriormente. Había perdido ya diez kilos. La cremas - carísimas - que le habían recomendado en la farmacia también habían ayudado a reducir varios centímetros su contorno y los benéficos rayos de sol también habían contribuido al increible cambio de imagen que estaba experimentando, sobre todo cuando se atrevió a cortarse el pelo y teñírselo de rubio platino. Si bien, prácticamente, nadie estaba siendo testigo de esta transformación ya que, siguiendo los consejos de su abogada, había procurado reducir al máximo su vida social.
Unos días después, le llamó su abogada que fue la primera sorprendida de la expléndida transformación de su clienta.
- No veas lo que me alegro de verte tan bien...
- Pues no creas, la procesión va por dentro... hay días que no paro de llorar...
- Eso es lo único que no debes hacer, además te he llamado porque tengo buenas noticias...
- ¿De verdad?, cuéntame...
- Me ha llamado mi colega, el abogado de tu marido... saben que no tienen nada que hacer si planteamos una separación por adulterio... y nos proponen una separación de mutuo acuerdo...
- ¿Y eso qué quiere decir?
- En la práctica, que pongamos nuestras condiciones y que no tienen más remedio que aceptarlas.
- Ya sabes que yo no quiero aprovecharme...
- Tu harás lo que yo te diga... Mira, vamos a pedir el chalet de Rivas y para él el piso pequeño y el apartamento de Gandía..
- ¿El apartamento es para él..?
- Bueno, podíamos poner que te reservas el derecho de utilizarlo dos meses al año...
- A elegir...
- Sí, a elegir cada año... El coche grande para él y el pequeño para tí, pero te tiene que compensar con tres millones de pesetas....El dinero restante, a medias, claro está...
- Claro...
- Y ahora viene lo más delicado... Tu 25% de las acciones tiene un valor relativo... porque si ellos quieren, dejan morir la empresa , montan otra y tú te quedas sin nada...
- ¿Y qué podemos hacer?
- Yo he pensado que podríamos conseguir un acuerdo, con la aceptación formal también de los otros socios en el que tú te comprometes a mantener las acciones y a cambio ellos se comprometen a pagarte 3.000 Euros al mes, con el incremento anual del IPC, en concepto de contrato laboral como asesora, con una claúsula de rescisión de contrato de 200.000 euros. Luego, es problema de ellos liquidar estas cantidades a tu marido... que tendrá, además, que aportar otros 1.000 Euros mensuales en concepto de manutención de sus hijos... ¿Qué te parece..?
- A mi me parece bien... pero cómo podemos garantizar que ellos van a cumplir...
- No te preocupes... yo me encargo de redactar los documentos pertinentes...
Una semana después se entrevistaba Jose con su abogado para conocer las propuestas que había recibido de la abogada de su mujer.
- ¿A tí, como abogado, ¿qué te parece?
- Normal... podríamos oponernos a los dos meses de utilización del apartamento de Gandía... pero pienso que no merece la pena... lo que tienes que plantear en la empresa es el tema del contrato laboral y la claúsula de rescisión, etc, etc...personalmente creo que se han pasado un poco al plantear las cifras...
- ¿Un poco...? Eso es una barbaridad... Lo de los 3.000 euros al mes, no me parece mal... pero no como remuneración a un contrato laboral y, por tanto, nada de claúsulas de rescisión... incluso los mil euros de manutención se me hace poco... porque, tengo una curiosidad...los hijos...¿son, también, bienes gananciales...?