La torre Eiffel, es sin ninguna duda el edificio más emblemático y conocido de Paris.
Se construyó como pabellón de Francia para la Exposición Universal de 1889. Era un reto para aquellos tiempos hacer un edificio de tal embergadura sin utilizar los materiales tradicionales de construcción y hacerlo sólo con hierro. Su construcción creó en aquellos tiempos una gran controversia, pero cuando iban a derruirla, una vez acabada la exposición, los parisinos se opusieron y lograron que fuese respetada, llegando con los años a ser la imagen de Paris.
En esa exposición universal, los aguardientes anisados de Chinchón recibieron la medalla de Oro, y así se recuerda en el telón de boca del Teatro Lope de Vega, en el que se ve la representación de la Nación francesa, portando el diploma que se concedió a la Sociedad de Cosecheros de vino, vinagre y aguardiente de Chinchón.
La torre Eiffel se ve desde todos los sitios. Yo la vi, allá a lo lejos, desde la plaza de la Concordia, al mismo tiempo que el Arco de Triunfo de los campos Elíseos.
Después siempre aparecía cuando ibas a cruzar el Sena, o en cualquier recodo de alguna calle.
Pero no es hasta llegas a su base, cuando te das cuenta de las inmensas dimensiones del edificio. Luego cuando llegas a su primer piso, se abre, ante tus ojos, todo Paris.
Los inválidos con la tumba de Napoleón.
La plaza del Trocadero, con los nuevos y modernos edificios al fondo.
El rio Sena con todos sus puentes, iluminados por el sol.
El campo de Marte, y
una vista de los paseantes, que parecen hormigas allá abajo.
Entre el entramado de la celosía que forman las alambradas, se puede divisar el Sagrado Corazón.
Y se ven los complejos entramados de hierros y cables que mantienen en pie la torre, después de más de ciento veinte años.
Luego, la torre se va transformando según van pasando las horas; desde el rojo atardecer de una tarde otoñal en París...
Hasta que se van encendiendo las luces que parpadean, como un gigantesco arbol de navidad, recorriendo toda la torre....
Hasta que la luz azul de su lasser sobrevuela las noches de Paris.
fotos: m.carrasco.m