Es indiscutible la tradición taurina de Chinchón y tenemos constancia de ello en nuestra historia. Sabemos que el día 16 de septiembre de 1502, los Señores de Chinchón, don Andrés de Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla recibieron en Chinchón a doña Juana I y su esposo don Felipe el Hermoso, cuando eran príncipes de Asturias y herederos al trono de Castilla y Aragón, y en su honor organizaron un “gran banquete de dulces y se hizo corridas de toros y juego de cañas a la moda del país...".
En el año 1738, con motivo de la toma de posesión del Condado de Chinchón por don Felipe de Borbón, hijo de Felipe V; con fecha 21 de septiembre de 1738 don Miguel Herrero de Espeleta, representantes del Infante, dirige al Ayuntamiento de Chinchón un escrito en el que se indica que "ante la solicitud de los distintos pueblos del condado para celebrar fiestas públicas y autorizan a Chinchón a celebrar con este motivo los siguientes actos: Dos fiestas de toros, sin caballero, en la Plaza, y demás circunstancias al arbitrio de la villa. Tres noches de fuegos y luminarias, moderando el gasto de los fuegos. Dos comedias y una mojiganga".
Estas fiestas se celebraron a primeros de noviembre y en esta época del año suele hacer mal tiempo en Chinchón y 1738 no debió ser una excepción; debió llover durante esos días, según se desprende del acta de una junta celebrada por la corporación municipal el día 5 de noviembre. En la misma se dan instrucciones para la organización de las fiestas que se están celebrando esos días con motivo de la toma del posesión, indicándose que se arregle la plaza echando paja y grava, que se disponga para que los balcones sean ocupados por las personas más importantes, y que se corran los catorce toros; y si no fuese posible matarlos todos el mismo día, que se encierren para correrlos al día siguiente, y que la otra corrida (para la que también tenían autorización) se posponga hasta nuevo acuerdo.
Tenemos Constancia del gran festival benéfico que toreó Salvador Sánchez “Frascuelo” en las Fiestas del Rosario del año 1880, a beneficio de los pobres de la localidad.
¿Y qué decir de los 96 Festivales que inició Marcial Lalanda a beneficio del Asilo de Chinchón y continuaron después Julio Aparicio, padre e hijo y Manuel Vidrie con la participación de las principales figuras del toreo?
Sin contar con la tradición de los encierros que aquí se mantuvieron cuando habían sido prohibidos en otros lugares.
Además está tradición taurina traspasó el ámbito local para hacerse internacional. En el año 1960 el Ministerio de Información y Turismo utiliza una fotografía del Festival de Chinchón como cartel de Turismo para la promoción de su eslogan "España es diferente" que intentaba vender el sol de España a los extranjeros. En esta fotografía vemos al diestro Antonio Bienvenida toreando, posiblemente en el festival del año 1964. (! Fantástico cartel el de ese día!) o también del año 1963 que también toreó Antonio Bienvenida en el Festival.
Años después también utilizó para el mismo fin, otra fotografía del Festival en el que se ve a un rejoneador (puede ser D. Ángel Peralta) y posiblemente tomada en el año 1961. Para datar estas dos fotografías nos podemos fijar en que aún no se habían realizado las obras de restauración del año 1965, y son posteriores al año 1960, cuando se había hundido el tejado de ls sacristía de la Iglesia, por un incendió en el palomar.
Nadie lo discute. Es indiscutible... Pero...
Los tiempos han cambiado, y mucho. Los festejos taurinos son caros y, sobre todo, se está modificando la sensibilidad a la hora de calificar la tauromaquia solo como arte.
Las corridas son deficitarias económicamente y la realidad es que cada vez hay menos espectadores. Los espectáculos taurinos populares entrañan serios riesgos para los participantes y las autoridades han legislado, dando normas para minimizar estos riesgos, lo que ha encarecido también estos espectáculos, que tienen mucho éxito por su gratuidad; lo que supone que es imprescindible subvencionarlos con cargo al presupuesto municipal.
Este año, por las circunstancias de las restricciones provocadas por la pandemia del Covid-19, habrá que plantearse la oportunidad de celebrar o no estos espectáculos.
En años sucesivos habrá que buscar la armonización de la economía con el mantenimiento de nuestra tradición taurina, y buscar soluciones que satisfagan a los aficionados que quieren seguir manteniéndola y a sus detractores, teniendo en cuenta el aspecto económico, que no es una cuestión baladí en este asunto.