Así iniciaba Cicerón su primera Catilinaria. ¿Hasta cuando?, podríamos preguntarnos ahora, viendo como nuestra bella plaza, de la que tanto presumimos todos, está colonizada por los vehículos que la afean y la destrozan.
Hasta hace unos días fueron tablados y tabloncillos, que solo tienen justificación cuando hay espectáculos taurinos, los que molestaban y rompían la armonía de su arquitectura, pero ahora son los coches los que contribuyen a deteriorar su imagen y su firme.
Cuando se realizaron las sucesivas restauraciones de la plaza, las autoridades comunitarias hicieron firmar al ayuntamiento que se comprometía a no permitir el paso ni el aparcamiento en la plaza (Podéis buscarlo en el archivo), sin que nunca se haya llegado a cumplir lo acordado.
El aparcar en la plaza no soluciona el grave problema de la circulación y el aparcamiento en Chinchón; problema que debería ser prioritario para el próximo equipo de gobierno, y habrá que pedir a los candidatos en las próximas elecciones municipales que nos adelanten sus propuestas en este sentido; pero mientras tanto, ¿Quousque tándem abutere patientia nostra ?