“Ahora, en su ancianidad, empezó a ser libre, porque cada vez tenía menos atadura”
EL FÚTBOL.
El fútbol es un juego en el que dos equipos de jóvenes intentan colar un balón en la portería contraria. Una portería que cuando yo era pequeño se formaba con unas piedras y las carteras del colegio. Y a eso se le llama “gol”. Entonces jugábamos en las eras, con el suelo sembrado de piedras y procurábamos por todos los medios no caernos, por miedo a desollarnos las rodillas. Luego, ya un poco más mayores, formábamos en un equipo y ya hasta teníamos unas camisetas que teníamos que lavar en nuestras casas y unas botas que en pocos días se llenaban de clavos y que nos tenían que durar una temporada como mínimo.
Entonces, como ahora, unas veces se ganaba y otras se perdía, pero lo importante era el juego. Ahora, el fútbol ya es otra cosa. Ahora lo siguen llamando deporte, pero de juego tiene muy poco, porque lo importante es ganar y para ello hay que contratar a los mejores y pagarles muy bien. Ahora, el mejor puede ganar al año siete mil quinientos millones de pesetas; ¡SIETE MIL QUINIENTOS MILLONES!
Antes, los futbolistas profesionales eran unos jóvenes, por lo general con poca formación, que destacaban por su fuerza y destreza con el balón, pero que su fama no sobrepasaba su entorno, salvo en poquísimas excepciones. Ahora, son unos millonarios endiosados que acaparan las mujeres más hermosas, las mansiones más impresionantes, los coches más costosos y el Olimpo de la fama.
Y lo único importante es ganar. Pero ganar más que nadie; porque si ganas, pero tu rival gana más que tú, ha sido un fracaso.
Pero las cosas están así. Y, de una u otra forma, todos nos apuntamos a este espectáculo multimillonario e irracional que ha perdido casi todas las esencias de aquel juego de niños, que ya hace demasiados años jugábamos en las eras, cuando salíamos del colegio, y para celebrar un gol, no hacíamos las chorradas que ahora hace Ronaldo, ni mucho menos deslizarnos por el suelo como hizo Bale en la final de Kiev.
Y ahora, creo, es una buena oportunidad para tener un recuerdo para Zidane, que se ha despedido del Real Madrid, después de una inmejorable etapa como jugador y entrenador.