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José Manuel de la Puerta, poeta. (Personajes)
Alguien dijo que Chinchón sólo
se puede entender visto por los ojos de un artista o de un poeta y sin duda, la
visión de Chinchón que dejó don José Manuel de Lapuerta en sus poesías puede
ser la más auténtica de nuestro pueblo. Sólo por ello, merece estar en esta
galería de personalidades de Chinchón.
Había nacido en San Sebastián
el 16 de julio de 1929. Se ordena sacerdote en el año 1955 y es nombrado
coadjutor de la Parroquia de Chinchón. En solo dos años se impregna de la luz
de Chinchón y entre sus labores pastorales con los jóvenes, renace en él su
amor por la poesía.
Aquí escribe algunos de sus
versos más inspirados, pero es en Roma, donde se licencia en Ciencias Sociales,
donde la añoranza de su pueblo castellano se convierte en verso.
Después ejerció su vida
pastoral en distintos cometidos para terminar como párroco en la Iglesia de
Santa María Magdalena de Madrid y Consiliario de la Asociación de Peregrinos de
la Iglesia.
En el año 2000 el Colectivo
Fuente Pata de Chinchón publicó su libro de versos y cantares “Chinchón en mi recuerdo” que fue
presentado en el Café de la Iberia el día 6 de mayo de ese año.
Falleció en Madrid, después de
una larga enfermedad que le había hecho olvidar casi todo menos los versos que
había escrito de Chinchón, el mes de agosto de 2012.
Aunque en mis publicaciones han aparecido alguna de sus poesías, hoy quiero dejaros ésta, que escribió como su
despedida cuando dejó Chinchón, la tituló:
Dejadme
llorar
Dejadme que llore solo
porque me tengo que ir.
Vosotros, bailad
alegres...
que yo me marcho de
aquí...
Mañana estaré ya lejos,
junto al mar; tal vez
así
tendré lágrimas azules
y no me veréis sufrir.
Mas cuando llegue la
noche,
Chinchón, tú estarás
allí,
me chillarás en el alma,
me llamarás hacia ti,
y me sentiré muy solo
de no verte junto a mí.
Sólo el recuerdo
nostálgico
de tu ausencia, de tu
huir
cuando te tengo en mis
manos
y te me escapas así.
Dejadme que llore solo,
vosotros bailad, reíd...
un pasodoble y un tango,
y luego os vais a
dormir.
Rompiendo sueños de
olivos
mi coche se irá a Madrid
y yo, huérfano de
nadie...
! Qué sabéis lo que es
morir,
si nunca os pidió la
vida
marchar muy lejos de
aquí,
y dormiros sin trigales,
sin el olor de la vid,
sin rejas en la ventana,
y estando, Chinchón, sin
ti!
!Vosotros bailad
alegres...
dejadme llorar a mí!
Relator independiente.