20.- Fernando Cabrera Bobadilla, primer Conde de Chinchón y la Guerra de
los Comuneros. (Historia)
El reinado de
Juana “La Loca” y de su esposo Felipe “El Hermoso” fue breve, ya que al morir
éste, la reina dio muestras de enajenación y de no estar capacitada para regir
un reino. La sucedió en el trono su hijo Carlos que había nacido en Gante en el
año 1500, y que, a la muerte de su abuelo Fernando, es nombrado rey de España.
Había sido educado en los Países Bajos, hablando francés y un poco de alemán, y
sin hablar castellano cuando llega a España en el año 1516.
Las Cortes de
los distintos reinos de España, para aceptar al rey le hacían firmar distintos
acuerdos, y concretamente al joven Carlos I le hicieron comprometerse a
permanecer en España para llevar personalmente los asuntos de estado y aprender
hablar en castellano.
En el año 1519
al morir su abuelo paterno, Maximiliano I de Alemania, el joven Carlos quiso
competir por la corona imperial, y tuvo que disponer del dinero de las arcas
castellanas para comprar las voluntades de las personas de las que dependía su
nombramiento. Las Cortes de los Reinos de España, reunidas en La Coruña,
aprueban la disposición del dinero necesario por el Rey. Entre los representantes
de las Cortes de Castilla se encontraba don Fernando de Cabrera y Bobadilla.
En España, el
Rey era visto como un extranjero alejado de las necesidades del pueblo y al ser
elegido emperador, el 20 de mayo de 1520 el joven monarca tiene que abandonar
España dejando el gobierno en manos de sus hombres de su confianza que no son
del agrado de los castellanos, nombrando Regente al Cardenal Adriano de
Utrecht.
Los excesos y
desmanes de los gobernantes iban exasperando los ánimos de los nobles y de los
pueblos de Castilla. Juan Bravo, de Segovia, junto a Juan de Zapata, capitán de
Madrid, Juan de Padilla de Toledo y Francisco de Maldonado de Salamanca,
representó a los castellanos sublevados ante la reina Juana en Tordesillas en
un intento de restituirla en el trono.
Las protestas
no estaban dirigidas directamente contra el Rey sino contra sus ministros, y
los representantes de Segovia, Toledo, Guadalajara y Burgos sólo reclamaban la
corrección de los abusos y el respeto para sus libertades y privilegios. La
revolución se inició en Toledo y pronto se propagó en Segovia y a Madrid y
hasta Chinchón llegó la revuelta.
Nos habían
contado los historiadores que el nombramiento de Conde de Chinchón a don
Fernando Cabrera y Bobadilla, hijo de los Marqueses de Moya había sido motivado
por sus méritos durante la guerra en la defensa del Alcázar de Segovia. Sin
embargo el nombramiento de primer conde de Chinchón está fechado por la Real
Cédula de 5 de mayo de 1520, unos días antes de la partida de Carlos hacia Alemania,
y en esa fecha aún no había comenzado la guerra de las Comunidades que se
inició a finales de ese mismo mes. Por lo tanto, la aportación del primer conde
de Chinchón a esta guerra sí pudo estar motivada por el agradecimiento al
Emperador por la concesión del título de conde.
El Conde, según
las crónicas, luchó contra los segovianos en la misma Catedral y terminó
haciéndose fuerte en el Alcázar. En tierras castellanas permaneció hasta el
final de la guerra, prestando su ayuda a los tres Regentes del Reino. Por ello,
dejó desamparados sus dos fortalezas, hecho conocido por los caballeros
segovianos que vieron esta ocasión como la oportunidad única para vengar el
expolio de que habían sido objeto por los Reyes Católicos cuando concedieron
las tierras de Chinchón a los Marqueses de Moya.
Llegan noticias
alarmantes desde Chinchón, el Alcaide del castillo le informa que si en el
plazo de quince días no recibe ayuda entregará la plaza. Aunque el Condestable
le facilita en Burgos gente de a caballo para que acuda a socorrerle, en vez de
dirigirse a Chinchón se encamina a Segovia para ayudar a su hermano que seguía
asediado en el Alcázar de Segovia.
Al no llegar
esta ayuda, el alcaide don Francisco Díaz decide entregar lo que aún quedaba de
la artillería en la fortaleza, a los regidores del Concejo, quienes firman un
acuerdo el día 21 de enero de 1521, haciéndose cargo de ella con el compromiso
de no utilizarla contra el Conde ni contra su Alcaide. A pesar de lo pactado,
poco después, sin duda para no entrar en contienda con ellos, entregan las
armas a los comuneros de Segovia, quienes se ensañan no solo con el castillo,
sino con otras casas de las personas allegadas a los Señores de Chinchón,
destruyendo incluso los escudos de las casas.
Habían pasado
poco más de cuarenta años desde que estas tierras fueron segregadas de las
segovianas, pero nadie había olvidado la afrenta recibida. Por los datos que
nos aportan los historiadores, a los comuneros no se les opone resistencia,
sino que se les entregan las armas. No había motivo bélico para destruir el
castillo, y sólo se puede entender esta destrucción por el deseo de venganza.
Sin duda que algunos de los que llegaron a Chinchón para adueñarse del castillo
recordarían que siendo niños habían sido abofeteados en Segovia para que no
olvidasen nunca la afrenta que había recibido la ciudad de sus propios reyes.
El 23 de Abril
de 1521 son vencidos los Comuneros en la batalla de Villalar, y al día
siguiente son ajusticiados sus tres principales dirigente, Juan Bravo, Juan
Padilla y Francisco Maldonado. Aunque algunas ciudades tardaron en rendirse,
como Segovia, donde estaba sitiado el conde, que no fue liberada hasta el día
27 de mayo. Los habitantes de Chinchón no entendían cómo su señor había sido
capaz de abandonar sus tierras y su fortaleza dejándolos a merced de sus
enemigos, siendo tachada, por muchos, esta actitud como cobardía.
Relator independiente.