CAPÍTULO XII: EL LENGUAJE.
El
autobús de línea de toda la vida. Pero en Chinchón era conocido como “El Coche
de Viajeros”. Salía uno de Chinchón por la mañana y volvía a la caída de la
tarde desde Madrid. Una distracción casi obligada era acercarse a la plaza para
ver quién venía de la capital.
Este
es uno de los giros peculiares del lenguaje de Chinchón. Aunque ahora se va
unificando la forma de hablar (No sé si para mejor) por la influencia de la
televisión, siempre es curioso recordar algunas de las palabras que entonces se
usaban en nuestro pueblo.
Los
forasteros, o los huéspedes que llegaban a casa por las fiestas, nos decían que
los de aquí, los de Chinchón, éramos muy paletos hablando.
La
realidad es que aquí usábamos algunas palabras ya caídas en desuso y que fuera
no se utilizaban. Eran palabras del argot de tareas y herramientas de algunas
profesiones, sobre todo del campo, o también se utilizaban palabras que eran
deformación de algunas expresiones.
Pero la
mayoría de las veces estas palabras estaban en el diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua, y además se utilizaban en acepciones contempladas
por la ella.
Bien es
verdad que aquí éramos algo dados a economizar letras, y desechábamos la letra
“d” cuando el “do” y el “da” aparecían al final de algunas palabras. Podríamos
decir que éramos muy del “to” y del “na”, pero se nos entendía bastante bien.
Claro que
había quienes para hacerse más “finos” llegaban a colocar estas sílabas hasta
donde no correspondían, como en “bacalado” o “Bilbado”.
Después,
cuando salí de Chinchón, pude comprobar que mi castellano era bastante más rico
y preciso que el de muchos de los que antes nos tachaban de paletos a nosotros.
Era algo
parecido a lo que pasa ahora. Ahora los jóvenes cuando utilizan sus móviles
para comunicarse por WhatsApp o por E-mail, también economizan letras y si no
eres experto en ese tipo de mensajes puedes pensar que están hablando en un
idioma desconocido; y es que eliminan casi todas las vocales. Yo creo que ahora
son bastante más paletos que lo éramos nosotros entonces.
Antes se
decía encentar un melón, cuando querías decir que ibas a abrirlo, suena raro,
pero es correcto. Aunque también decíamos que se había aburrido una pelota,
cuando se quedaba en un tejado. Esta acepción no la he encontrado para este
significado; posiblemente se decía porque la pelota se iba aburrir mucho
mientras estuviese en el tejado sin jugar con los niños.
Lo que sí
era típico, por entonces, aquí eran las expresiones exclamativas, como “buiva”,
“niaque”, “arrea” y otras por el estilo.
Por
ejemplo se decía ¡Amos, no amueles! Para mostrar sorpresa, pero al mismo tiempo
cierto desacuerdo con la noticia que te acababan de dar. Otra variante era
¡Amos, no jodas! Si querías mostrar más desacuerdo y ¡Amos no peas! Si ya no te
creías nada.
En cambio
si querías asentir y transmitir que estabas totalmente de acuerdo, solo tenías
que decir ¡Ael! Que es la contracción “A ver” y a veces iba acompañado de
galán: “¡Ael, galán¡” Para este mismo asentimiento se solía utilizar un “¡Cao
que sí!” que podría equivaler al actual “Tú verás!”
Pero si ya
querías dejar totalmente claro que estabas de acuerdo, podías decir:
“Cavalitamente” que se podría traducir por “justamente” o totalmente de
acuerdo.
Para
expresar el deseo que algo se cumpliese se utilizada “Avesi” que era una forma
de terminar antes para decir “A ver si…”
En cambio
si querías demostrar preocupación por algo que había ocurrido, la expresión
idónea era “¡Amosqué!”.
Claro que
si lo que deseabas eras mostrar incredulidad, quedabas muy bien diciendo:
“¡Amos, anda!”
Y ya,
cuando alguien te estaba molestando mucho, no tenías más que decir “¡No te
amuela!” para que supiese que debía dejarte en paz.
Se decía
“¡Arre!” para estimular a las caballerías, aunque podría también estar admitido
si al que le querías urgir era un niño o un colega.
Si
querías decir a alguien que era un poco vago, la palabra adecuada era “Bribón”,
que también podía ser utilizado para saludar cariñosamente a tus amigos.
Una de
las expresiones favoritas de aquellos años era “¡Cha galán!” que indicaba
sorpresa y/o indignación, que también podría ir unida a otras expresiones como
“Qué disparate” o “veros a tomar por culo”, entre otras.
Cuando
querías decir que te ibas a poner a hacer una cosa enseguida, decías
“Econtaque”… termine esto…
“En cá”
era otra expresión muy usada, que también confirmaba la regla de sintetizar las
palabras, para decir que alguien estaba en casa de otro alguien.
Para
indicar que alguien estaba entusiasmado con algo o con alguien se decía que
estaba “enjotao”. Claro que si ya era demasiado, que no podía vivir, como por
ejemplo, cuando uno estaba coladito por una chica, entonces se empelaba el
diminutivo que lo hacía más entrañable: “Está enjotaito del tó”
También
para expresar lo mucho que te gustaba una cosa, se podía decir también “A punta
pala”.
Y para
terminar, cuando todo iba mal, y no veíamos que se fuese a solucionar, lo que
decíamos era “¡¡Estamos apañaos!!”
Y ahora
algunas palabras más o menos comunes, pero que en Chinchón siempre tenían un
significado particular.
Un rebaño, otra palabra ya poco usual, y sobre todo una estampa difícil de ver hoy día.
Acerico:
Almohadilla que sirve para clavar en ella alfileres o agujas, que utilizaban
las niñas para guardar los alfileres con que jugaban.
Achispar.
Poner casi ebria a una persona.
Alcagüeses:
En Chinchón equivalían a Cacahuetes y también se decía "cacahuetas".
Afoto:
Fotografía. Retrato.
Almoneda:
Venta pública de objetos con licitación y puja. En Chinchón: subasta de los
regalos que se ofrecían a los Santos el día de su fiesta para recaudar fondos.
Almuerzo.
Comida que se toma por la mañana. En Chinchón podía ser el desayuno o una
comida ligera entre el desayuno y la comida principal del mediodía.
Ambigú:
Mesa o conjunto de mesas donde, en reuniones o espectáculos públicos, se
ofrecen bebidas y aperitivos. En Chinchón: bar en el baile de la Sociedad.
Alpargata:
Calzado de lona con suela de esparto o cáñamo, que se asegura por simple ajuste
o con cintas y calzado habitual en la posguerra
Aviar:
Alistar, aprestar, arreglar, componer. En Chinchón, sobre todo referido al
ganado.
Atinar:
1.Dar por sagacidad natural o por un feliz acaso con lo que se busca o
necesita. 2. Acertar a dar en el blanco. 4. Acertar algo por conjeturas.
Atontado:
Dicho de una persona: Tonta o que no sabe cómo conducirse.
Atufar:
1.Trastornar o aturdir con el tufo 2. Enfadar, enojar. 3. Despedir un olor muy
malo.
Azotaina:
Zurra de azotes. Acción de dar azotes, Lo que recibíamos los niños de Chinchón
en la posguerra.
Bacín. 1.
Orinal. 2. Un insulto típico de la zona, oriundo de Colmenar de Oreja.
Bola. En
Chinchón, la canica de toda la vida para jugar al guá. Eran muy apreciadas las
de cristal, aunque duraban más las de piedra o las metálicas que se obtenían de
los rodamientos. 2. También enreo o mentira.
Capacho.
Bolsa de hule, lona o de fibras vegetales que utilizaban las mujeres de
Chinchón para ir a la compra, antes de que se inventase el “carrito” y en las
tiendas diesen bolsas de plástico.
Cinto:
Correa, cinturón y medio para manifestar la potestad paterna ante los hijos
díscolos.
Citarilla.
Tapia pequeña. En Chinchón la tapia de la Plazuela de Palacio, también llamada
“Balcón de las lagartijas” desde donde se puede ver la plaza, muy utilizada en
días de corrida de toros.
Coche
viajeros. El autobús de toda la vida.
Coger
vencía. Coger carrerilla.
Confitería:
Pastelería. La de Chinchón, antiguamente, estaba en los soportales.
Convidar.
Es la palabra utilizada cuando quieres invitar a alguien a algo.
Cordelero:
Además del que hace o vende los cordeles, persona pesada y que le gusta
fastidiar y dar la lata.
Corral:
Lugar donde se encierran animales domésticos. Antiguo excusado.
Cuartos:
Es el dinerito contante y sonante. También hay una frase hecha que indica que
algo te importa tres pepinos que es: - Me importa ocho cuartos.
Cuerno.
Asta de los animales, que los tienen. Uno de toro, se utilizada para llevar al
campo la sal y la pimienta. Una vez hueco, se colocaba en su interior un corcho
para dividir las dos mitades; en la ancha se ponía la sal, en la estrecha, la
pimienta. Se cerraba con sendos corchos de la medida correspondiente.
Cundir.
Hacer algo bastante rápido y supuestamente bien.
Chisparse:
Ponerse alegre, coger una borrachera no demasiado grande.
Chumeta:
Cotilla.
Chumetear:
Cotillear. También es válida la expresión "gulumear" para este caso.
Diaria,
La: Coche de línea que iba a Aranjuez, lógicamente todos los días.
Embalao.
Ir muy rápido. También las expresiones "Ir a to cisco" o "Ir a
to meter" tienen el mismo significado y son perfectamente válidas.
Forastero.
Se aplica a todo aquel que no es de Chinchón pero que está en él.
Al
remate. Expresión usada en lugar de "Al final"...
Otra
costumbre, las tertulias en las puertas de las casas, al anochecer de los
veranos. Los vecinos sacaban a la puerta sus sillas y allí se formaba una
tertulia que suplía los telediarios de hoy en día y donde se podían escuchar todas estas palabras, muchas de ellas, ya hoy en desuso.
Pues
nada, que me he “embalao”, y me ha “cundido” mucho, con lo que “al remate”,
pienso que ya está bien de hablar tanto del lenguaje…
Porque de
esto podríamos estar hablando sin parar todo un mes, por lo menos…
Continuará....