Las mulillas son las que se encargan de arrastrar al toro, una vez muerto, hasta el desolladero.
Para este menester se les adorna con atalajes, jaeces y arreos de gala, y a los que se añaden banderas y mantas, generalmente con los colores rojo y amarillo de la bandera nacional.
Y esto ha sido así en Chinchón desde la antigüedad, porque de siempre se ha dado mucha importancia a todo lo relacionado con tauromaquia en nuestro pueblo.
Y en la tauromaquia, siempre han sido importantes las mulillas. Tanto es así, que en Chinchón se le dio este nombre a una calle, antes conocida como el Barranco, que es donde esperan las mulillas junto a la plaza, hasta que tienen que intervenir en la corrida.
En esta fotografía del festival del año 2007 tiene la peculiaridad de que en aquella fecha se instaló una plaza portátil dentro del ruedo de la plaza, porque en aquel año se estaba realizando una de las muchas restauraciones que se han hecho en la Plaza de Chinchón
Aunque las últimas fotografías fueron tomadas en color, me ha parecido más novedoso pasarlas a la escala de grises, para dar una cierta uniformidad al reportaje.
Esperemos que la tradición taurina de las mulillas se pueda mantener, porque cada vez hay menos mulas en Chinchón, y pueden llegar a ser un lujo demasiado caro.
Lo que me parece poco apropiado es ver cómo en algunos pueblos el toro es "arrastrado" por un tractor. No resulta estético.