El vino fue durante muchos siglos el producto más importante de Chinchón. Pero el vino, antaño, era un producto perecedero que sólo tenía la duración de un año aproximadamente. Entonces el vino de Chinchón se vendía en la capital pero todos los años tenían excedente de producción. La solución era quemar estos excedentes de vino para producir alcohol, que se filtraba y se mezclaba con jarabe de matalahúga para fabricar el aguardiente anisado, o sea, el anís.
Y esto se hacía en casi todas las casas de los cosecheros de vino, donde había los alambiques y demás utensilios para la fabricación del anis. A finales del siglo XIX esta forma de fabricación tenía sus problemas sanitarios, al no poder las autoridades controlar una fabricación tan atomizada.
El 19 de julio de 1904 se promulga la ley de Alcoholes que penaliza la fabricación particular del alcohol y potencia la creación de las Cooperativas y las Sociedades dedicadas a su fabricación. En el año 1911 nace la Sociedad Cooperativa Alcoholera de Chinchón. (Todo este proceso lo podréis conocer en el libro: “La Mojona: Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagre y Aguardiente de Chinchón” de Manuel Carrasco, publicado en el año 2004 por el Colectivo Fuente Pata.)
El anís de Chinchón ha conseguido muchos premios nacionales e internacionales, pero el mayor galardón es haber conseguido que se pida un “chinchón” cuando se quiere tomar un anís.
En la actualidad sólo se fabrica el anís de Chinchón en la Fábrica de la Alcoholera de Chinchón, aunque ahora pertenece a la multinacional González Byas. Hasta el siglo pasado existieron otras fábricas como la de Zacarias Montes, Recuero, Grau, Gregorio Sáez y El Castillo de Chinchón que fue comprada por Marie Brizard y que ya dejó da fabricar en Chinchón.
Lógicamente, la tecnología ha evolucionado mucho desde los alambiques caseros a la maquinaria actual, pero aún hoy podemos ver en el Museo Etnológico “La Posada” de Chinchón parte de la maquinaria que perteneció a la antigua Alcoholera de Chinchón.
Allí podemos encontrar los alambiques, el serpentín, la jarabera, los filtro de cañas, tierras o placas; la etiquetadora y las embotelladoras.
Hoy, para terminar, os invito a brindar con una copita de Chinchón.