De Galindo, el Santo, sólo sabemos con seguridad su nombre, aunque todo lo demás no dejan de ser leyendas de la baja Edad Media, que apenas si nos aportan datos sobre el Santo, que según algunos bien pudo ser un Caballero piadoso y caritativo.
Y la Ermita de San Galindo, que como se puede ver en las fotografías está casi en ruinas y no tiene ninguna utilización, pudo formar parte de un Monasterio visigodo, que dicen existió en estos parajes. La actual construcción es muy posterior, y pudo ser el lugar de culto donde acudían los pobladores de los distintos asentamientos que hubo en la Vega hasta principios del siglo XIV.
A mediados del siglo XX, la ermita se utilizaba como refugio de labradores, ganados y pastores, donde resguardarse en los días de lluvia y nieve.
Aunque ha habido algún intento de restaurarla, nunca se llegó a realizar y actualmente se encuentra en este deplorable estado, muy acorde con los cardos que la rodean.
Y estos son dos detalles de los muros de la ermita.
Enfrente, el castillo de Casasola, que visitaremos pasado mañana...
Y así de cerca se ve desde allí la cementera... si tienes un buen teleobjetivo, claro....