En estos días tan ajetreados de las Fiestas apenas si hay tiempo para contar todo lo que va ocurriendo. Pero hay espectáculos que aunque sea con un poco de retraso merece la pena hacer una reseña, por su calidad y por su autenticidad.
El martes día 14, a las diez de la noche estaba programado un espectáculo de recortes de toros en la plaza. Me han dicho que había una muy buena entrada, y creo que los qu estuvieron allí, se lo pasaron muy bien. Pero una hora antes, en el Teatro Lope de Vega, había comenzado el espectáculo “EL PERCUSIONISTA” del que es autor GORSY EDÚ y cerca de cien personas nos dimos cita allí, para deleitarnos con una actuación diferente que nos llegó a emocionar e incluso participamos activamente cantando con el protagonistas los estribillos de unas canciones africanas llenas de atractivo y sensibilidad.
El público de Chinchón, no demasiado entregado ni propenso al aplauso fácil, se entregó con entusiasmo a un espectáculo del que Pedro Parcet ha dicho:
“Edú comparte con nosotros, como un niño y nos permite cantar sus canciones de infancia y nos da el privilegio de visitar la casa de la palabra y de conocer allí a su sabio abuelo, el gran músico de la aldea, el hombre de los proverbios. Y también nos habla de madres esperando el retorno de sus hijos y de hijos que desean volver, para ayudar a sus mayores.
El artista, el hombre de la aldea, nos lleva a un viaje increíble, de juegos compartidos, de conocimiento, de alegrías y también de angustia. Pero, siempre hay esperanza.
El Percusionista es una obra multifacética, completa, donde Gorsy Edú, en un despliegue increíble, se revela como un gran bailarín, un elocuente narrador y un virtuoso percusionista. Pero, sobre todo, la mayor virtud de “El Percusionista”, es el legado en valores humanos que nos entrega”.
He querido contarlo como recuerdo para los que asistimos, y dar un poco de envidia a los que optaron por otras clases de entretenimiento.
El espectáculo estaba patrocinado por la Comunidad de Madrid, y los beneficios fueron para Cáritas Parroquial.