Hay palabras que no necesitan definición, porque la definición está en la misma palabra. Como “pluscuamperfecto” que al decirla se te llena la boca de perfección; o "incordio", que al terminar de pronunciarla, sientes una especie de cosquilleo inquietante y como un sutil desasosiego, que también lleva su definición en la propia palabra.
Pero, sin duda, la palabra que menos definición necesita es “monótono”. Yo os recomiendo que no la digáis muchas veces seguida, porque al final no sabes si dices monótono, “monónoto” o “motónono” y empieza a perder sentido y significado.
Y es que monótono tiene demasiadas “os” (No digo “oes” para reforzar el argumento) y tiene algo de horroroso aplicar este adjetivo. Por ejemplo, a un trabajo, o a un viaje, o a un amigo, y no digamos nada si lo aplicamos a un monólogo; eso si que sería un horroroso monólogo monótono.