Ayer, los Reyes Magos, a la caída de la tarde, llegaron a Chinchón, como al resto de los pueblos y ciudades de España.
La plaza de Chinchón sirvió de centro de bienvenida a sus majestades que llegaron montados en lujos tractores, y ocuparon los tronos que había preparado para ellos.
Allí les esperaban los niños, acompañados por sus padres, que se acercaron hasta Melchor, Gaspar y Baltasar para hacerles sus peticiones, que en el transcurso de la noche, irían dejando en las casas de cada uno.
Yo, aunque ya estoy un poco crecidito, también me acerqué hasta ellos para dejarles mis peticiones, que espero lleguen a todos.
Esto fue lo que pedí a los Reyes:
Para Zapatero y para Rajoy: Sentido común.
Para los de la Eta: Sentido común.
Para los obispos: Sentido común.
Para los banqueros: Sentido común.
Para los periodistas: Sentido común.
Para los españoles: Sentido común.
Para Barack Obama: Sentido común.
Para mis hijos: Sentido común.
Para los hijos de los demás: Sentido común.
Para los ediles de mi pueblo: Sentido común.
Para Osama Bin Ladem: Sentido común.
Para los maestros: Sentido común.
Para los de la ONU: Sentido común.
Para los de la Comunidad Europea: Sentido común.
Para todos los demás: Sentido común...
...tampoco vendría mal un poco de sensatez, una pizca de buena voluntad, un poquito de decencia, una buena dosis de honradez, y algo de vergüenza... para todos...
Como los Reyes de Oriente, cuando decidieron seguir la estrella, habrá que seguir buscando la utopía... y, sólo, entonces tendremos la oportunidad de conseguir lo imposible...
...pero, a estas alturas, yo me pregunto: ¿No será un sinsentido atreverme a pedir ésto..?