La primera constancia documental de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario es el acta de una reunión celebrada en la Sacristía de la Parroquia de Chinchón, el día 10 de noviembre de 1743, en la que los cofrades redactan y aprueban unas nuevas ordenanzas. Allí se indica que “Por el poco cuidado que ha habido con los libros antiguos de esta Confradía, se han perdido sus ordenanzas y para que se tengan las que merecerían y para en su honor se guarde la forma y el orden que ha tenido y tiene la referida cofradía en sus funciones y demás procedimientos, ... queremos formar y renovar estas ordenanzas para el obsequio de nuestra señora...”
En ese mismo acto, se confiere un amplio poder al Procurador de número de la Audiencia Arzobispal de la Ciudad de Toledo, don Francisco Esteban Montero, para que en nombre de la Cofradía presente estas ordenanzas para su aprobación en el Arzobispado de Toledo.