No pude seguir en directo el
debate por televisión, porque tenía otras cosas más importantes que hacer.
Después estuve haciendo zapping por las distintas cadenas para enterarme de lo
que había pasado. Como no me aclaraba, entré en Internet para ver lo que decían
los diarios digitales. Pues nada, que no había quién se enterase del ganador
del dichoso debate.
Unos decían que Rajoy, otros que
Sánchez; había hasta quienes decían que los ganadores habían sido los ausentes, Iglesias o Rivera, pero
leyendo todo, no llegabas a saber quién había sido el auténtico ganador del
debate de la nación.
Lo único que se podía deducir es
que los participantes hablaban de datos muy diferentes y contradictorios;
parecía que estaban hablando de países diferentes. Y cuando ya no quedaban
argumentos, pues lo fácil: recurrir a los insultos, a los infundios y a las
amenazas, ante el regocijo de sus respectivas bancadas cuanto más gruesa era la
artillería que utilizaban sus líderes.
A la vista de todo esto he
llagado a la conclusión, por supuesto muy personal, de que ninguno de los
participantes ganó el debate, y quien perdió, como casi siempre, fue la Nación.
Para la próxima, se podría utilizar el Bernabeu o el Vicente Calderón. Allí con las gradas repletas de hinchas, con sus banderas y cánticos, por lo menos, el debate sería más colorista y se podría poner un árbitro (Celia, no) que al final determinase el ganador. Así, los periódicos y los telediarios lo tendrían más fácil poniendo al debate un uno, un equis o un dos.
Lo que no sé es si se llegaría a
terminar el debate, porque posiblemente el árbitro no tendría más remedio que
sacar demasiadas tarjetas rojas.
O sea, como dijo el Propio Rajoy:
O sea, como dijo el Propio Rajoy:
¡¡PATÉTICO!!
*patético, ca.
- Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.
SINÓNIMOS: melodramático, trágico, fúnebre, sombrío, triste, doloroso.
Nota: Un poco de todo esto tuvo el debate del Estado de la Nación.