Lo tenemos muy oído, porque hubo un tiempo en que se nos repetía continuamente. Estamos hablando de LIBERTAD, GRANDEZA Y UNIDAD.
Tres bonitas palabras que habría que determinar lo que cada uno quiere decir cuando las proclama.
Para ir abriendo boca, escuchemos lo que dice la Real Academia Española de la lengua:
LIBERTAD: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”; o dicho de otra forma: “El poder, radicado en la razón y más inmediatamente en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas”.
GRANDEZA: “Excelencia o importancia de algo”. Y GRANDE: “ Que supera en tamaño, importancia, dotes, intensidad, etc., a lo común y regular.”
UNIDAD: “ Propiedad de todo ser, en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere “
Lo que pasa es que cuando estos palabras se aplican a España, los conceptos pueden cambiar.
Hablar de la grandeza de España, no se puede referir al tamaño, porque no es de las más grandes, podríamos decir que es “del montón”. Si hablamos de historia, si tenemos un historial dilatado, pero como es normal, plagado de luces y de sombras, como cualquier otro país; por lo que tampoco podríamos decir que es un aspecto diferenciador con otros países.
De ser libre, lo que se dice libre, tampoco es una cualidad de la que se pueda presumir hoy día, cuando estamos sometidos a los dictámenes de organizaciones supranacionales que determinan la política, la economía, incluso la forma de vivir de las naciones. Y en otros tiempos, mucho menos, cuando el pueblo estaba sometido a las voluntades de monarcas absolutistas o de dictadores que marcaban expresamente lo que se podía o no se podía hacer. Así que, muy libres, pues tampoco.
Y si hablamos de unidad... Si nos preguntamos seriamente, ¿A quién le importa realmente la unidad de España, más allá del postureo o de las consignas de su partido?
Y además, ¿Qué entendemos por unidad? Si estudiamos la historia de España, es difícil afirmar que la Hispania Romana, ni el Andalus árabe, ni la España Cristiana, fuese nunca una. La península Ibérica fue siempre un conglomerado de reinos o regiones que se fueron conformando diferenciando sus costumbres y manteniendo su soberanía durante siglos.
Tenemos en el Archivo Histórico de Chinchón un documento firmado por el primer rey Borbón, Felipe V, cuando nos concede el título de “Muy Noble y muy Leal Villa” en el que se proclama rey de Castilla, Leon, Granada, etc. Etc., pero no dice en ningún momento que fuese rey de España.
Podríamos decir que España fue una cuando se impuso esa unidad por la fuerza, y haciendo concesiones económicas, como los beneficios forales, para que regiones o reinos como los vascos, gallegos y catalanes, aceptasen esa “unidad” ficticia e impuesta.
Posiblemente el inicio de una normalización territorial en España deba pasar por el reconocimiento de una realidad histórica, que se intenta tergiversar desde posicionamientos ideológicos y partidistas que nos ofrecen una visión muchas veces parcial de la realidad, con vistas a conseguir beneficios económicos, muchas veces no confesables.
Olvidémonos de las palabras grandilocuentes, que muchas veces no significan nada, y hagamos un esfuerzo para buscar un encaje territorial, en el que todos podamos convivir más menos en paz, sin tener que tirarnos los trastos a la cabeza en función de quienes hayan ganado las elecciones.
Vamos, digo yo.