Formar o tener una idea, juicio o concepto sobre alguien o algo y expresarlo de palabra o por escrito; y como sinónimos tiene: juzgar, valorar, pensar, exponer, decir, creer, considerar, estimar... Esto es opinar.
Todos somos propensos a opinar sobre casi todo, pero la mayoría de las veces lo hacemos sin tener ni el conocimiento ni la información suficiente y, en esas ocasiones, solemos echar mano de opiniones ajenas, que leemos, escuchamos o vemos en televisión. Y claro, el problema está en que esto nos da una visión parcial del asunto y nuestra opinión estará mediatizada por los medios de información a los que recurrimos.
Y además, de estos medios, sobre todo los escritos, sólo nos fijamos en los titulares y no solemos detenernos en la letra, sobre todo si es pequeña. Cayetana Álvarez de Toledo dijo: “Pablo Iglesias es hijo de un terrorista”. Este es el titular y eso ha quedado en la opinión de muchos, que no se han preocupado de contrastarlo, y a partir de entonces lo pueden aceptar como opinión propia.
Por eso los partidos políticos y las organizaciones se centran en crear corrientes de opinión, y a ello dedican medios y dinero, porque su futuro pueden depender de lo que los ciudadanos puedan opinar.
A escala más pequeña, están los o las “influencers” que son personas que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca, ya sea comercial -principalmente- pero también social o política.
Pero hay también otro problema a la hora de formar nuestra opinión. En muchas ocasiones los informadores y opinadores de los medios de comunicación no son verdaderos especialistas de los temas que se debaten. Eso lo podemos comprobar cuando se habla de un tema que nosotros si dominamos; entonces puedes comprobar cómo la información que se aporta es demasiado simple y casi siempre parcial. Es asombroso como hay “tertulianos” que “entienden” de todo, o al menos se atreven a opinar de todo; sea física cuántica, moda, fútbol, política o religión. Creo que no hace falta nombrarlos porque están en la mente de todos.
Ademas, escogemos los medios de información que nos son más afines. Es difícil que un votante de VOX sintonice la Sexta, lea Público o escuche la Ser; como no es probable que un votante de Podemos, sintonice la Trece, lea La Razón o escuche a Federico Jiménez Losantos.
No estaría mal que abriésemos nuestras mentes para escuchar las opiniones de los que no piensan como nosotros y sobre todo nos acostumbrásemos a no aceptar como dogma de fe cualquier información que recibamos, y empecemos a contrastar las noticias, vengan de donde vengan; así evitaríamos caer en las trampas que nos ponen difundiendo noticias falsas, o como ahora se dice: “Fake news”. Bulos, en fin, como la afirmación de Cayetana Álvarez de Toledo.
Y así, hasta podríamos opinar con un poco de fundamento.