Desde hace once años, os he ido contando muchos de los viajes que he ido haciendo tanto por España como por el extranjero. En unos me limitaba a dar información de los sitios visitados, en otros os comentaba mis impresiones y vivencias y en todos os dejaba las fotografías de los lugares de acuerdo con mi óptica y con mis encuadres personales.
Hoy, como os había anunciado, os voy a contar un viaje muy especial, que durante cinco días hicimos toda la familia para conmemorar una celebración familiar.
Dicen que este viaje es al País de la Ilusión y de la Fantasía, pero es mentira; porque esa ilusión y esa fantasía la tiene que llevar cada uno en su equipaje. Es un viaje para convivir y disfrutar juntos; es un viaje, sobre todo para los niños, pero también para los más mayores.... para los viejos, no; cómo no sea que durante esos días te hagas como tus nietos y sea un viaje iniciatico para volver a los años en que todavía todo te ilusionaba y vivas la fantasia que ves en los ojos de los más pequeños.
Y así, a las cinco y media de la mañana nos reuníamos en la terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, los 15 componentes de este grupo tan heterogéneo en el que el mayor frisa ya los 74 y la más pequeña sólo tiene 15 meses.
Dicen que este viaje es al País de la Ilusión y de la Fantasía, pero es mentira; porque esa ilusión y esa fantasía la tiene que llevar cada uno en su equipaje. Es un viaje para convivir y disfrutar juntos; es un viaje, sobre todo para los niños, pero también para los más mayores.... para los viejos, no; cómo no sea que durante esos días te hagas como tus nietos y sea un viaje iniciatico para volver a los años en que todavía todo te ilusionaba y vivas la fantasia que ves en los ojos de los más pequeños.
Y así, a las cinco y media de la mañana nos reuníamos en la terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, los 15 componentes de este grupo tan heterogéneo en el que el mayor frisa ya los 74 y la más pequeña sólo tiene 15 meses.
Como el viaje tiene mucho que contar, los haré en varios capítulos.
Capítulo primero: LA SALIDA.
Estaba amaneciendo y después de pasar el control de seguridad en el que tuvimos alguna incidencia porque los líquidos que transportábamos no estaban embalados según las normas establecidas, con nuestros documentos de embarque en la mano, ocupamos los asientos en el avión. El sol que aparecía en el horizonte no dejaba ver el paisaje mientras íbamos ascendiendo viendo cómo los coches se asemejaban a una retahíla de hormigas y nos veíamos engullidos en un mar de nubes que nos acompañaría durante todo el viaje hasta que empezamos a descender para llegar a Paris y ver en la lejanía la diminuta silueta De la Torre Eiffel.
Luego el traslado en dos monovolúmenes hasta el hotel dentro del Parque Disney que está a unos cincuenta kilómetros de distancia.
El Hotel Sequoia Lotge, está enclavado en un bosque que recuerda al de Yellowstone donde esperas que de un momento a otro pueda aparecer el oso Yogui en cualquier recodo de los camino.
Era el momento de registrarse, para que hubo que recurrir a uno de los nietos que se maneja bastante bien con el inglés.
Después, ya empezaba el verdadero viaje, pero os lo contaré en el próximo capítulo.