Recreación del castillo según un dibujo de Iñigo
Álvarez de Toledo.
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El Castillo de Chinchón (Monumentos)
Otro de los monumentos más
representativos de Chinchón es el Castillo de los Condes. Este monumento que
espera pacientemente que se le busque un destino acorde con su prestancia, ha
tenido infinidad de utilidades, muchas de ellas no demasiado dignas de su
categoría.
Fue fábrica de anisados,
restaurante, vestuario deportivo cuando su plaza de armas se convirtió en campo
de futbol, lugar de expolio de donde se sacaban materiales de construcción y
pasto de las llamas en varias ocasiones. Su trazado actual, que nos recuerda a
fortificaciones fronterizas, se levantó como fortaleza residencia del III Conde
de Chinchón, sobre las ruinas del antiguo Castillo que levantaron los Señores
de Moya con autorización de los Reyes Católicos al crearse el Señorío de
Chinchón y que fue destruido por los Comuneros.
El Castillo de Chinchón ha sido
testigo, desde su atalaya, de las distintas invasiones que ha sufrido Chinchón,
y él mismo ha sufrido las consecuencias de la codicia de los invasores.
Cuando en el
año 1480 los Reyes Católicos autorizan a los Señores de Chinchón a construir un
castillo en Odón y otro en Chinchón, estaban haciendo una excepción a la norma
que ellos mismos dictaron, según la cual ordenaban a los nobles desmochar sus
castillos.
Pero es posible que el castillo de Chinchón pudiese
existir anteriormente. En un documento fechado en la Ciudad de Burgos, a 7 de
junio de 1475, firmado por el escribano Fernán Dálvarez, en nombre de los Reyes
Católicos, se reconocen los servicios prestados a los Monarcas a los hermanos
Francisco y Pedro Díaz de Ribadeneira en la defensa de la fortaleza de Chinchón
contra sus enemigos en la guerra de sucesión entre los partidarios de Juana la
Beltraneja y de su tía Isabel. Según esta información ya existía una fortaleza
o castillo en la misma ubicación, que bien pudo ser construido por los
Caballeros Quiñoneros, cuando llegaron a Chinchón a principios del siglo XIV,
por lo que los Señores de Moya se pudieron limitar a restaurar y, posiblemente,
ampliar la edificación ya existente.
No obstante,
hay que aclarar que el castillo actual nada tiene que ver con el de aquella
época.
Ruinas de parte de la torre del homenaje.
Aquella fortaleza,
según cuentan algunos cronistas, debió ser de traza gótica, de tamaño más
pequeño que el actual: "un baluarte cuadrilongo con cubos angulares a base
de escarpas, a medio kilómetro escaso al mediodía de la población". La
primera constancia documental de la construcción de esta fortaleza está en un
acta notarial de 26 de marzo de 1500, en la que se indica la presencia del
Alcaide del castillo don Gonzalo Sánchez de Cortinas.
Además de la
fortaleza propiamente dicha, tenía a su alrededor una muralla almenada, también
flanqueada por torreones, que cercaba el castillo por el norte, este y oeste,
es decir, toda la parte superior, dejando en su interior el muro y torreones de
la plaza de armas.
Pero el
castillo de los Señores de Chinchón tuvo una vida no demasiado larga, puesto
que sería destruido en el año 1521 por los Comuneros que llegaron desde
Segovia, aprovechando que el recién nombrado primer conde de Chinchón luchaba
junto a su hermano en el Alcázar de Segovia.
Subterráneos del castillo.
El castillo fue
totalmente arrasado y permanecería en ruinas hasta que el biznieto de don
Andrés y doña Beatriz, lo volviese a reconstruir, entre los años 1590 y 1598,
quien dice en su testamento que llevaba gastados cincuenta mil ducados sin haber
salido de los cimientos.
Y este es el
castillo, aunque hoy prácticamente en ruinas, que hizo el III Conde de
Chinchón don Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla.
Detalle de los subterráneos del castillo.
La tipología
del castillo es la propia de las fortalezas de la Edad Media, adaptada al uso
de la artillería. Por ello tiene un zócalo ataludado para prevenir la
colocación de minas por los zapadores, escasa altura para ofrecer menos blanco
a los proyectiles y troneras para las bocas de los cañones. Circunda
interiormente todo su perímetro una galería para la instalación de las piezas
de artillería, con troneras cada dos metros, que actualmente están cegadas por
materiales de derribo, ya que las piedras que las ahormaban fueron saqueadas.
La parte exterior de estas troneras estaban rematadas en pequeños ventanales
con cerco de sillería, a la altura de la terminación del zócalo en forma de
talud.
Aquí podemos
admirar sobre la puerta de entrada el Escudo familiar de los Fernández de
Cabrera y Bobadilla.
Vista panorámica de Chinchón desde la plaza de armas
del castillo.
Sin embargo el
castillo sólo permanecería intacto hasta la guerra de Sucesión. En el mes de
agosto de 1706 el ejército del Archiduque Carlos, al mando del Marqués de las
Minas, llega al término de Chinchón, donde ocasionó grandes daños en el pueblo
y en las propiedades de los condes, tanto en el Castillo como en el Palacio,
que desde entonces quedó prácticamente destruido.
Un siglo
después, en 1808, durante los tres días de asedio a Chinchón, sufrió el expolio
y el incendio de la Brigada Polaca, al mando del mariscal Víctor.
Finalmente, el castillo sufrió un incendio en la
parte noroeste a consecuencia del almacenamiento de cáñamo.
A partir de entonces, parte de sus materiales se aprovecharon
en la reparación de caminos, cercas y casas. Su último uso en el pasado siglo,
fue como fábrica de licores, sufriendo un nuevo incendio.
El grupo principal de estancias
estaba en la zona noroeste, donde tenía hermosas habitaciones. En esta área se
encontraba también la cocina por la presencia de una gran chimenea. En esta
esquina se emplazaba la que podía ser, a modo de torre del Homenaje, que se
dividía en tres cuerpos y remataba en cuatro capiteles de pizarra. El resto
tenía dos cuerpos con abundantes y largas habitaciones.
El estilo artístico en el que
se puede encuadrar el castillo se manifiesta principalmente en la portada, que
es manierista, de traza severa y desornamentada, similar a las que se pueden
encontrar en los grabados de los
tratados arquitectónicos del siglo XVI. Su estilo es acorde con la cronología
de su construcción que se data en tiempos del III Conde de Chinchón.
La construcción está rodeada de
un foso artificial, salvado sobre la portada de acceso, situada en el costado
meridional, por un puente mixto en un sólo arco de medio punto de sillería y
levadizo de madera, que encaja en el marco saliente de la portada, rematada en
arco plano. La puerta está rehundida y abre bajo un arco de medio punto. Toda
la portada es de sillería almohadillada y queda coronada con el escudo condal.
Hacia el sur, hay una gran explanada, construida sobre una sala abovedada de cañón,
que servía como cuadra del castillo.
Vista panorámica desde la plaza de armas del Castillo
de Chinchón.
Las características de la
desaparecida segunda planta son muy difíciles de precisar. Sólo se conservan
restos, por encima de la moldura semicircular. Estos restos se reducen a muros
exteriores, por lo que no se puede determinar si se corresponden con un nivel
superior de habitaciones o no. Es posible que sólo hubiese cámaras sobre las
torres, a modo de grandes garitas, unidas por un muro de protección. La
superficie de la plataforma es muy amplia y sobre ella se podrían haber
emplazado las piezas de artillería de que dispuso el castillo. Tampoco se tiene
constancia si esta segunda planta cubría totalmente la inferior, o solamente se
elevaba la parte que correspondía a la torre del homenaje.
Aunque realmente se elevase
esta planta, las proporciones volumétricas del conjunto conforman un edificio
de mayor desarrollo horizontal que vertical. Esta concepción de fortaleza
corresponde con las nuevas ideas renacentistas sobre arquitectura militar, en
las que se buscaba la menor exposición superficial ante un ataque de
artillería, aunque se perdiese panorámica visual y fuese de más fácil acceso en
caso de ser asaltado.
Todas estas características técnicas
hacen pensar que, teniendo en cuenta la estrecha vinculación del conde de
Chinchón con la Corte de Felipe II, interviniesen en esta obra arquitectos
asociados a las obras de la Corona, y especialistas en fortificaciones,
conocedores de las innovaciones introducidas en las construcciones defensivas.
La puerta de acceso da a una
cámara abovedada desde la cual se pasa al patio de armas. Sobre ellas se
encuentra el escudo de armas de los Condes, en un aceptable estado de
conservación.
En la
actualidad está a la espera de que se le dé un destino más acorde con su
prestancia y su historia, mientras sirve, en algunas ocasiones, de escenario de
rodaje en producciones cinematográficas.
Relator independiente.