“Pareciera que lo más in, lo que se lleva esta temporada, la tendencia, el trending topic… sea hablar mal de Unidas Podemos”
Un artículo de Juan Tortosa
Hay comportamientos grupales que de una manera tácita se convierten en convención, en regla asumida. Hay lugares comunes que entran en vena en los usos sociales y que cuesta horrores combatir. En el caso de Unidas Podemos, ni el bombardeo mediático de casi ocho años ha conseguido amilanarlos, aunque ahora parezca que sus detractores andan más cerca de lograrlo. Por una extraña conjunción astral, últimamente da la impresión de que todo lo asociado a Unidas Podemos suena mal y hasta huele mal. Desde mi punto de vista, se trata de una gran injusticia.
Un grupo de profesores, gente procedente de la Universidad poco cauta, es verdad, pero con las ideas muy claras, irrumpió en escena el año 2014 poniendo en solfa la cómoda vida sin sobresaltos que hasta entonces llevaban los políticos en España. Eran jóvenes intelectuales que decían verdades como templos, consiguieron que muchas de sus ideas calaran en ese momento y, partiendo de la nada más absoluta, en poco más de cuatro años lograron llegar al Gobierno de la nación, ostentar una vicepresidencia segunda y cuatro ministerios, entre ellos el de Trabajo.
Acto seguido promovieron, y lograron, la adopción de medidas y la aprobación de leyes sociales que desde entonces han mejorado sensiblemente la vida de millones de españoles. Han ayudado a los más indefensos, han combatido con éxito injusticias flagrantes pero aún así… caen mal. ¿Alguien entiende algo? Y lo que es aún más insólito: caen mal a muchos de quienes en estos momentos se están beneficiando de mejoras en sus vidas que jamás habrían conseguido si los miembros de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición no hubieran puesto en ello todo su empeño. Sus compañeros en el Consejo de ministros se resistieron como gatos panza arriba a muchas de aquellas mejoras, se negaban, les llamaron cabezones, pero ellos no dieron su brazo a torcer y… ganaron muchas batallas.
Bueno, pues aún así queda cool hablar mal de ellos, demonizarlos, quitarle importancia a sus logros. El aparato de propaganda de los poderosos que se sienten amenazados y ven peligrar sus privilegios por culpa de las “cabezonerías” de Unidas Podemos ha sido tan eficaz y rastrero, los han machacado con tanta insistencia que al final nos encontramos en una especie de distopía inexplicable: quienes se preocupan porque las víctimas de las injusticias vivan mejor han acabado convirtiéndose en sospechosos, hay que echarlos como sea. Pero vamos a ver, ¿estamos todos locos, o qué?. El mundo al revés, pero ¿qué demonios está pasando aquí?
Al mismo tiempo que estas cosas han ido sucediendo, el partido político con mayor índice de ladrones por metro cuadrado de nuestro país acabó partiéndose en dos, al menos de cara a la galería porque nunca renunciaron a los “tocamientos pecaminosos”. Por separado salían perdiendo y ya llevan un tiempo noviando con renovada pasión para así hacer frente con mayor eficacia a aquella formación promovida por universitarios nacida en 2014 que demostró en un plisplás que sí se podía, que cambiar las cosas era factible.
Les faltaba a aquellos jóvenes universitarios experiencia, retranca y apoyo mediático, les sobraban además sin duda unos cuantos kilos de soberbia y petulancia, es cierto, pero los logros que han conseguido en esta era de pandemias, volcanes y guerras han servido para que buena parte de la ciudadanía hayamos podido respirar durante ese tiempo medianamente aliviados cada vez que imáginábamos qué hubiera sido de nosotros si populares y ultraderechistas hubieran estado al frente del Gobierno de la nación en esos momentos.
La gran paradoja, otra más, es que el Psoe, a cuyos éxitos durante este tiempo tanto ha contribuido Unidas Podemos, ese partido que no estaría donde está si Unidas Podemos no hubiera existido, dedica ahora buena parte de sus energías a denostar a sus socios con cualquier pretexto, a ningunearlo y a disimular cada vez menos las ganas que tienen de quitárselos de en medio cuanto antes. En esta obsesión por acabar con Unidas Podemos coinciden los socialistas con la ultraderecha y con el moribundo partido naranja nacido para hacerles frente y que, dado que tenían los pies de barro, no tardaron en quedarse por el camino.
En resumen, que entre unos y otros han conseguido que mole hablar mal de Unidas Podemos. El objetivo es insistir hasta que la ciudadanía tenga más en mente los ataques que estos reciben que los logros que han contribuido a conseguir, y que eso les haga perder apoyo en las próximas convocatorias electorales. Así parecen predecirlo los sondeos, sobre todo de cara a los comicios que tenemos más cerca, las autonómicas andaluzas el próximo 19 de junio.
Como hace unos días escribía yo en mi cuenta de twitter…
“Dieron en la tecla.
Acertaron de plano.
Pisaron todos los los callos.
Sus diagnósticos y sus análisis fueron irrefutables.
Mentiras de muchos años quedaron desnudas de golpe.
Y fueron a por ellos.”
Juan Tortosa.