Ayer viernes, en el centro social de Mayores “Jesús del Nero” tuvo lugar una charla coloquio bajo el título de “Chinchón: cien años de afición taurina”.
Pero los organizadores se han quedado cortos, muy cortos a la hora de fijar el tiempo en que existe la afición taurina en Chinchón.
La primera reseña histórica taurina de Chinchón se remonta al año 1502, cuando se organizaron fiestas de toros en honor de doña Juana y su esposo don Felipe de Borgoña, llamado “El Hermoso” cuando visitaron a los Marqueses de Moya, los primeros Señores de Chinchón. Después también fueron célebres las corridas de toros organizadas con motivo de la toma de posesión de don Felipe de Borbón y Farnesio como XII Conde de Chinchón, cuando el 5 de noviembre de 1738 se dio autorización para que “se corran los catorce toros; y si no fuese posible matarlos todos el mismo día, que se encierren para correrlos al día siguiente, y que la otra corrida (para la que también tenían autorización) se posponga hasta nuevo acuerdo”.
Pero de todo esto existe abundante bibliografía recogida en el libro Toros en Chinchón de Carlos Alonso y Sánchez-Vigil.
Los hermanos Marcial y Pablo Lalanda.
Sin duda los organizadores se refieren al primer Festival Benéfico Taurino promovido por los Hermanos Lalanda a beneficio del Asilo de San José, del que este año se conmemora su centenario, si bien es verdad que ya había antecedentes en los festivales organizados por Frascuelo en el siglo XIX, como tiene recogido Raúl Panadero en su publicación “Festivales Taurinos Chinchón: 1871-2019” .
De esto, como acabamos de recordar ha pasado todo un siglo, y en este tiempo se han producido demasiados cambios en la vida social, económica y política en nuestro pueblo.
En el año 1906 se había inaugurado el Asilo de San José de Chinchón para socorrer a los ancianos sin recursos, gestionado por las “Hermanitas de los ancianos desamparados” a quienes se había sido cedido el establecimiento construido por suscripción popular.
En el año 1946 actuó la rejoneadora chilena Conchita Cintron, el año en que el festival tuvo la mayor asistencia de la historia.
Eran tiempos muy difíciles y su mantenimiento requería toda clase de ayudas y una muy importante para la supervivencia llegó con la aportación de los festivales Taurinos que empezó a organizar Marcial Lalanda en el año 1923.
Aquí, pues, tenemos la justificación para el nacimiento de esta tradición, que sin duda también favoreció la afición taurina de Chinchón.
Una tradición benéfica y taurina que después siguió Julio Aparicio, Manuel Vidrie y Julio Aparicio, hijo. Todos ellos importantísimas figuras del toreo que tenían capacidad de convocatoria para los demás toreros del escalafón.
Durante todos estos años, por los carteles del Festival Benéfico-Taurino de Chinchón fueron apareciendo todas las principales figuras del toreo de aquellas épocas, lo que propiciaba no solamente el éxito económico, sino también el prestigio y la valoración artística del propio festival, que se convirtió en uno de los acontecimientos anuales de la tauromaquia.
Eran tiempos en los que no existía la televisión, y el Festival de Chinchón era una de las pocas ocasiones en que se podía ver a las figuras del toreo cerca de Madrid.
Simultáneamente en Chinchón hubo un grupo de personas que se encargaban de todo lo referente a la organización, también de forma altruista como los propios toreros, llegando a dar de comer en sus casas a los toreros y a sus cuadrillas.
Pero los tiempos fueron cambiando. Las condiciones legales en la organización de festejos Taurinos cambiaron y surgieron nuevos gasto, como los seguros y los emolumentos de los subalternos que hicieron que el festival, poco a poco, dejase de ser rentable, incluso llegar a ser claramente deficitario.
Paralelamente, por causas poco explicadas, no se consiguió que ninguna figura del toreo continuase la labor de sus ilustres predecesores y la organización del festival ha ido recorriendo diversos derroteros que han repercutido en una disminución cualitativa en la calidad de los participantes. Eso también teniendo en cuenta la progresiva contestación taurina que se está generalizando en la sociedad actual.
Por lo tanto, el festival Taurino de Chinchón perdió su calificativo de benéfico, pues incluso el Asilo de San José pasó a ser una Residencia de la Comunidad de Madrid, con una financiación que ya no requiere este tipo de ayudas.
Por otra parte, si comparamos los carteles de mediados del siglo XX con los de los últimos tiempos, podremos llegar a la conclusión de una alarmante caída de la calidad que sin duda redunda en el interés del aficionado.
Además, el festival Taurino fue durante mucho tiempo el mayor y casi único reclamo para atraer turismo a Chinchón; esto también ha cambiado y ahora solo es uno más de los eventos que jalonan el calendario turístico de nuestro pueblo.
Pues si ya el festival no tiene una finalidad benéfica, si su atractivo artístico se ha deteriorado, si su reclamo turístico ha dejado de ser sustantivo, ¿Qué nos queda?
La tradición y la afición.
Y llegados a este punto, habrá que preguntarnos cuánto cuesta mantener esta tradición y cuantos aficionados hay que quieran continuarla.
Pero hay todavía otra pregunta más importante: ¿Qué se podría hacer para recobrar el prestigio del festival y que su financiación no gravase los presupuestos municipales?
Ahí está el reto para esos aficionados que quieren defender el festival Taurino de Chinchón. Si lo consiguen, todos nos alegraremos y les felicitaremos.
Un cartel imposible... pero inmejorable, ¿no?
En la mesa redonda convocada por el Partido Popular, que fue presentada por Miriam Hernández, como un acto de precampaña, intervinieron Alvaro Chinchón, nuestro paisano que en breve se presentará como novillero con picadores, Luis Herrero, Presidente de la Asociación del Festival de Chinchón, que nos hizo un sucinto recorrido histórico de la tradición taurina de Chinchón; Zacarías Moreno, ganadero y organizador del Festival, y Borja Cardelus, de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid; actuando como moderador Quique Alcorta.
Se nos habló de la tradición taurina de Chinchón, de la importancia del festival que es el más antiguo de España, de lo bonita que es nuestra plaza, y que todos debemos ayudar a que el festival continúe.
Se habló también de las dificultades que entrañan su organización y no se aportó más solución que el patrocinio del Ayuntamiento; Llegando a reconocer uno de los participantes que los espectáculos Taurinos sólo son sostenibles con las ayudas de las Administraciones.
Así que ya sabemos, o las Administraciones lo subvencionan, o nos podemos ir despidiendo de nuestro festival.
Pero debemos ser conscientes de que las tradiciones, si no son viables, es mejor cortarlas con dignidad, que dejarlas ir muriendo poco a poco, perdiendo el prestigio que tanto esfuerzo y tanto tiempo se tardo en conseguir.