6.- La vieja Capilla del Conde. (Monumentos)
Parece obligada una parada en la iglesia de
Nuestra Señora de la Asunción, porque allí se encuentra la más famosa obra de
arte que hay en Chinchón: El cuadro de la Asunción, que pintó Goya.
El templo se había proyectado con una planta
longitudinal, en forma de cruz latina, de una sola nave y crucero poco
desarrollado. Este planteamiento, característico de las iglesias renacentistas,
da al espacio un efecto centralizador. En la parte sudeste del edificio se
proyecta una estructura de planta cuadrada que sería la torre y que nunca
llegaría a construirse. La sacristía, de planta rectangular se sitúa a
continuación del brazo oeste del crucero.
El edificio tiene dos puertas de entrada, una
situada en la fachada sur, que presenta un desnivel de 1,80 metros con respecto
a la calle, salvado por tramos de escaleras. Según la inscripción que aparece
en el dintel de esta puerta, la portada actual se colocó en el año 1846, y
provenía de la fachada de la Iglesia del Rosario, que había pasado a propiedad
del Estado por la Desamortización de Mendizábal. La segunda puerta se encuentra
en el muro oeste. Actualmente está totalmente desprovista de elementos
ornamentales y en mal estado de conservación.
En el interior, se distribuyen cuatro capillas
hornacinadas. Según una intervención arqueológica, la Iglesia ha sufrido
distintas transformaciones desde su construcción hasta nuestros días. En este
estudio se han identificado distintas fases que están en relación con las
numerosas reconstrucciones. Estas sucesivas reformas han supuesto unas
transformaciones que han dejado su huella tanto en el interior como en el
exterior de la Iglesia. En este se alternan distintos estilos arquitectónicos
combinados armónicamente, lo que dificulta su correcta adscripción
cronológico-cultural. La presencia de elementos góticos con elementos
plenamente renacentistas contrasta con la uniformidad estructural del edificio.
El estudio detallado permite documentar la existencia de elementos añadidos y
muchas alteraciones de la obra original.
El templo es una fábrica de sillería de
arquitectura característica de los reinados de Carlos I y Felipe II. La parte
baja de la Iglesia es de estilo plateresco y la parte alta de estilo trentino o
herreriano. Acerca de esta última parte cabe aventurar la hipótesis de que pudo
ser el mismo Juan de Herrera quien la pudo trazar. Esta hipótesis puede estar
basada en el hecho de que cuando muere Juan Bautista de Toledo, primer
arquitecto del Monasterio del Escorial, muere también don Pedro de Hoyos,
secretario de Felipe II para esta obra. Al arquitecto fallecido, tras pequeñas
intervenciones de Gaspar de la Vega, le sucede Juan de Herrera. Al secretario
le sucede el tercer conde de Chinchón, don Diego Fernández de Cabrera y
Bobadilla. Por lo tanto, la relación entre ambos debió ser muy estrecha. Tanto
es así que Juan de Herrera trabaja en el castillo de Odón, propiedad del conde,
y estando en construcción la iglesia de la Piedad de Chinchón, y habiéndose
terminado con el estilo herreriano, es muy verosímil que fuera el mismo Herrera
quien trazara la terminación del edificio.
En el presbiterio y en la cripta que se encuentra
debajo del altar mayor existieron distintos sepulcros, en los que había
colocadas losas con inscripciones alusivas a los mismos.
De la existencia de estos sepulcros tenemos
noticias por las contestaciones al cuestionario que había solicitado el
Cardenal Lorenzana a todos los párrocos de la Diócesis de Toledo, realizadas
por el entonces párroco de Chinchón, don Miguel Ramón y Linacero en el año
1786. Así se detallan en las Relaciones de Lorenzana:
"A
los lados de los retablos están los mausoleos de los condes, todos de mármol de
colores diferentes, aunque domina más el negro. Son de orden dórico y siguen la
misma proporción que el del retablo, pues juegan igualmente unos y otros
cornisamentos. En el de la derecha están las estatuas de los condes y en el de
la izquierda, las de las condesas, todas de estatura a lo natural,
perfectamente acabadas”.
Para terminar, y dejando aparte el cuadro de
Goya, hay que resaltar otra obra de arte que se puede contemplar en la Iglesia.
Es la imagen del Cristo Crucificado. Es una escultura tallada en madera y
posteriormente dorada y policromada y representa a Jesús muerto sobre la cruz,
con un cuerpo de correcta anatomía. La cabeza tiene cabellos largos, barba,
bigote, los ojos cerrados y se inclina sobre el hombro derecho.
El pie derecho monta sobre el izquierdo y ambos
están atravesados por un clavo, como cada mano por separado. La parte de la
carne está policromada para conseguir un mayor realismo. El paño de pureza
presenta plegados sencillos y planos, anudándose en la cadera derecha. Está
dorado. La cruz se estrecha por la parte inferior lo que indica que la obra se
concibió como imagen para encabezar procesiones.
Es una talla de Arnao de Bruselas, que trabajó en
la escuela escultórica aragonesa de mediados del siglo XVI. Se trata de una
obra renacentista en la que se pueden apreciar la influencia del escultor
valenciano Damián Forment, que trabajó también en Aragón.
Pero vamos a centrarnos en algunos datos
históricos de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Corrían los primeros años del siglo XVI; la
población de Chinchón había aumentado considerablemente, por lo que la antigua
Iglesia de Santa María de Gracia era claramente insuficiente para albergar a
todos los fieles. Sin duda, los clérigos de Chinchón platearían a los condes la
necesidad de construir una nueva, que pudiese tener una doble finalidad, capilla
de los condes e Iglesia parroquial.
En el año 1534 se inician las obras de
construcción del nuevo templo.
Los maestros Juan y Diego Gutiérrez son el
encargado de iniciar la primera parte de la obras, ajustándose éstas en un
total de diez mil ducados, que serían sufragados por los vecinos, rentas de la
Parroquia y aportaciones de los condes.
Las obras se dilataron durante casi cien años,
más por dificultades en la financiación que por la envergadura de la obra.
Según la documentación de que disponemos, se fija la terminación de la Iglesia
en el año 1626.
El estudio en profundidad del edificio, sugiere
que el autor de la Iglesia fue Nicolás Vergara el Mozo, o alguno de sus
discípulos, aunque también se alude a la posibilidad de la intervención de
Alonso de Covarrubias. Es posible, incluso, que el mismo Juan de Herrera
interviniese en el diseño de algunas partes de la Iglesia.
Como ya se ha dicho, la construcción de la
Iglesia sufrió grandes retrasos por la falta de financiación. Hubo varias
reuniones de los responsables municipales y eclesiásticos con los condes de
Chinchón. Concretamente el 23 de mayo de 1586, 22 de enero de 1587, y otra en
el mes de febrero de ese mismo año. En estas reuniones se convino con el conde
de Chinchón y su hermano don Andrés, arzobispo de Zaragoza, "que no
pudiéndose congregar en la iglesia vieja ni la cuarta parte de los mil
trescientos vecinos que tenía la villa y estando empezada hacía más de
cuarenta y ocho años la iglesia nueva, de cantería y muy capaz para
todos los vecinos y cerca de la iglesia antigua, era tan costosa la obra
que no podía terminarse en ciento ni doscientos años con la renta de la otra".
Como solución y con el fin de acelerar las obras,
se toma el siguiente acuerdo entre el conde, su hermano el Cardenal, el clero y
el Ayuntamiento de Chinchón:
"Que los condes concluyan la capilla mayor,
con retablos, enlosados, escaños
y asientos, y que dicha capilla sea para entierro de los dos, sucesores y
parientes y no de otra persona. Que los condes tengan derecho de patronato y
puedan hacer sepulcros y bóvedas, poner túmulos, bustos, escudos y letreros
y abrir puertas, ventanas tribunillas y pasadizos desde su casa; que en esa
conformidad, el pueblo, ayudado con las rentas de la iglesia y con limosnas,
se encargue de hacer el resto de la iglesia, torre y tribuna."
La prerrogativa de usar la iglesia como
enterramiento es utilizada por distintos condes. En el presbiterio y en la
cripta que se encuentra debajo del altar mayor existieron distintos sepulcros,
en los que había colocadas losas con inscripciones alusivas a los mismos.
Cuando toma posesión del condado el Infante don
Luis
Antonio de Borbón y Farnesio, nombra Capellán Mayor
de la Capilla de la Piedad y Cura propio de la Villa de Chinchón, a don Miguel
Ramón y Linacero.
Éste, en el año 1782, es el promotor de la
remodelación y ornamentación de la Iglesia de la Piedad.
Consigue que el Conde envié a Chinchón a su
arquitecto Ventura Rodríguez, que se encarga de planificar las obras, haciendo
grandes cambios en todo el templo, sobre todo en el presbiterio.
El día 29 de diciembre de 1808, las tropas
francesas arrasan Chinchón, como represalia por la muerte de unos soldados en
la plaza del pueblo. La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, el castillo y el
palacio de los condes, diversas casas del pueblo, y también, la Iglesia de la
Piedad, son incendiados y saqueados. Se pierden obras de arte de incalculable
valor, como el cuadro de la Asunción de Claudio Coello, que no tenemos noticias
si aún presidía el retablo de la vieja iglesia, o había sido ya trasladado a la
iglesia de la Piedad. Los archivos de la iglesia son pasto de las llamas y
entre las cenizas quedan enterrados los vestigios históricos de nuestro pasado.
Las tumbas de los condes que descansaban en la cripta son profanadas y
destruidas las lápidas que las cubrían.
Según el libro-registro parroquial de defunciones
que se inicia con las partidas de los que murieron ese día, fueron 56 los
chinchonenses asesinados por los soldados franceses, pero, años después, hecho
el recuento total de los fallecidos se llegaron a contabilizar un total de 103
muertos, todos ellos varones. Era cura párroco de Chinchón don José Robles, y
capellán de los condes, don Camilo de Goya y Lucientes. El notario de Chinchón,
don Gabriel González Rey levantó acta notarial de los sucesos acaecidos en
aquellos luctuosos días. En el año 1924 se construyó un nuevo retablo, que es
el que ha llegado hasta nuestros días. Fue costeado por suscripción popular a
iniciativa del capellán don León Montero Frutos.
Pero, de nuevo, la iglesia vuelve a sufrir otra
grave agresión. El 18 de julio de 1936 se inicia la Guerra Civil. Chinchón
queda en zona republicana y la iglesia es incendiada, quemándose altares e
imágenes. La Iglesia se convierte en garaje y taller mecánico, aprovechando las
escaleras del presbiterio para hacer el foso de reparaciones. El cuadro de
Goya, afortunadamente, es descolgado y se traslada a Ginebra junto con otras
obras de arte, por lo que no sufre ningún desperfecto grave.
Cuando termina la guerra en el año 1939, antes de
ser colocado el cuadro en su lugar, figuró en la exposición "De Barnaba de
Módena a Francisco de Goya" que tuvo lugar en el Museo del Prado, para lo
cual se hubieron de restaurar pequeños desperfectos ocasionados en el viaje.
En el año 1966 se hace un proyecto de ordenación
de la Plaza Mayor por el Ministerio de la Vivienda, Dirección General de
Arquitectura. Sección de Ciudades de Interés Artístico Nacional.
Dentro de este mismo proyecto se contempla algunas
reformas en la Iglesia de la Asunción: "la restauración del gran arco de
la fachada que da a la plaza, picando el paramento enfoscado que enmarca el
arco de piedra y chapándolo de sillería, rehundida sobre el parámetro de la
fachada 15 centímetros, y haciendo un gran óculo de piedra moldurada que ordene
los elementos de fachada. Las obras se efectúan durante los años 1967 a 1970,
siendo entregada, provisionalmente, la obra en el año 1974, pero sin recrecer
el contrafuerte de la derecha, tal y como se había previsto en el proyecto.
Para las restantes obras de restauración se
necesitaron largos años de trabajos, lentos y laboriosos, puesto que la
financiación era escasa y difícil de conseguir.
Cuestaciones y suscripciones populares, ayudas
del obispado de Madrid-Alcalá y de la Diputación Provincial de Madrid, lograron
que se pudiesen llevar a cabo una importante restauración.
En el año 1978 se termina la reconstrucción de la
sacristía. Se levanta con un piso menos, pero guardando un perfecto acabado, ya
que se utilizan las mismas piedras que habían sido numeradas al hacer la
demolición. El coste total de las obras asciende a 3.305.150,88 Pesetas.
D. Moisés Gualda, el cura párroco de Chinchón,
animado por el éxito de esta reconstrucción, se plantea continuar con las
reformas. En el interior, se descubren las columnas de piedra, teniendo que
restaurar partes que estaban parcialmente destruidas. Se descubren de nuevo los
arcos de piedra de las capillas laterales, dejando libres los ventanales
ojivales que habían sido medio tapados en la reforma anterior. Se refuerzan los
arcos interiormente con hierros para garantizar su firmeza, y se repasa la
cubierta del tejado, quitando goteras y reponiendo tejas.
En el año 1999 se efectúan obras de reparación de
la cubierta y a continuación se inicia un estudio para la restauración integral
del templo, para lo cual, el 30 de mayo de 2003 se traslada el cuadro de la
Asunción de Goya al Museo del Prado para evitar los posibles daños que se
podrían ocasionar por las obras de restauración. Allí permanece expuesto, en
calidad de depósito, hasta finales del año 2005, en que terminaron las obras.
Relator independiente.
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