Llega un momento en que solemos ir andando mirando al suelo. Es, más que nada, para evitar los tropezones, sobre todo cuando caminas por las calles de Chinchón, que a una cierta edad, pueden ser peligrosos. (He recibido con interés el anuncio de la próxima, y deseamos que rápida, reparación de algunas de nuestras calles)
Y a lo que iba, si andamos mirando el suelo, podemos encontrarnos algunas monedas, alguna medalla que se le ha perdido a una niña, o un bolígrafo que generalmente ya no le queda tinta. En cambio nos perdemos el grandioso espectáculo que nos ofrece el cielo, sobre todo cuando las nubes forman figuras caprichosas y se tiñen de color en el amanecer o a la puesta del sol. Hay que recordar que siempre nos dijeron, cuando éramos pequeños, que había que tener altura de miras...
Y a lo que iba, si andamos mirando el suelo, podemos encontrarnos algunas monedas, alguna medalla que se le ha perdido a una niña, o un bolígrafo que generalmente ya no le queda tinta. En cambio nos perdemos el grandioso espectáculo que nos ofrece el cielo, sobre todo cuando las nubes forman figuras caprichosas y se tiñen de color en el amanecer o a la puesta del sol. Hay que recordar que siempre nos dijeron, cuando éramos pequeños, que había que tener altura de miras...
Os dejo una serie de fotografías tomadas en distintos lugares, pero que muestran la gran variedad que suelen tener los cielos, cuando se llenan de nubes.
Aunque sin nubes, también el cielo azul, tiene su belleza.