Antes, casi todos nos confesábamos creyentes, aunque algunos añadían que no practicantes. Ahora, parece ser que hay menos creyentes, aunque Monseñor César García Magán, el nuevo Secretario General de la Conferencia Episcopal dice que son más auténticos y que la calidad es más importante que la cantidad.
Pero lo que sí hay ahora son muchos más crédulos. Y es que ahora nos creemos todo. De ahí que tengan tanto éxito los bulos y las noticias falsas. (Me resisto a decir eso de las “FAKE NEWS”, aunque ahora está de moda).
Y de eso se aprovechan los desalmados para conseguir beneficio. Periodistas, políticos, tertulianos e, incluso, gente común no tienen reparo de utilizar la mentira como moneda para conseguir sus propósitos.
Pero si esto lo podemos ver a diario en los medios tradicionales de comunicación, donde mas abunda es en las redes sociales. Recibimos a diario en nuestros WhatsApp’s y en nuestros Facebook’s infinidad de “compartidos muchas veces”, en los que nos “cuelan” las informaciones más inverosímiles, que no se atreverían a publicar, ni siquiera, los del “Mundo Today”.
Hay un vídeo de “tik-tok” en el que uno, que dice ser gitano, nos habla de la economía doméstica gitana, utilizando todos los tópicos que se atribuyen a esta raza; llegando a las exageraciones más disparatadas. Aunque en el canal por donde se emite se avisa que es un vídeo de humor, las reacciones de los que lo ven, por lo que dicen en sus comentarios, es que se han creído lo que allí se dice, y como era de esperar, aprovechan la ocasión para denigrar a los gitanos, generalizar esta conducta a todos ellos, y cuando les dicen que es una broma y que eso no es verdad, muchos prefieren dar por buenas todas las chorradas que dice el comediante, porque aunque sea una broma, algo habrá de verdad, dicen.
Ya digo, que somos demasiado crédulos y muy poco analíticos con las informaciones que recibimos, y de eso se aprovechan muchos que basan sus argumentos en informaciones falsas, en medias verdades y en el insulto soez a los que consideran sus enemigos.
Por eso, no os creáis todo lo que dicen en la tele, publican los periódicos, y mucho menos lo que recibís por las redes sociales, aunque os lo manden los amigos.