Siempre se ha dicho que las prisas no son buenas, y que “por mucho madrugar no amanece más temprano,” y cuentan que fue Fernando VII quien dijo aquello de “vísteme despacio que tengo prisas” aunque este dicho también se lo han atribuido a Napoleón, al Guerra, el torero, y a otros más; o como dicen que el emperador Augusto solía decir a sus sirvientes: "apresúrate lentamente".
El caso es que, aunque es un axioma muchas veces repetido, no lo hacemos demasiado caso. Ahora todo es llegar el primero, dar la primera exclusiva, adelantarte a los demás.
Y lo podemos ver a diario en los medios de comunicación. Llevamos una semana con la incertidumbre de si ha ganado Biden, o no, cuando solo hacía falta esperar unos días para estar seguros.
¿Hay ya vacuna contra el Cobid? ¿Será la Pfizer, o la rusa... o la china? ¿Estará para finales de este mes, para primeros de año, o habrá que esperar hasta la primavera?
Y con esta incertidumbre creada principalmente por los medios de comunicación, andamos en un sinvivir que nos va a poner a todos de los nervios. Aparece un experto que dice una cosa, y en la cadena de al lado sale otro diciendo lo contrario... ni que decir tiene que mientras tanto no han parado de salir los listos que todo lo saben diciendo cualquier parida, y la conclusión es que después de escuchar a todos, como dicen que decía Sócrates, solo sabemos que no sabemos nada.
Bien es verdad que adelantando la noticia de la vacuna de Pfizer subieron las bolsas y habrá quienes se hayan forrado, pero a los demás solo nos ha servido para crearnos mayor desasosiego. Digan lo que digan, las vacunas llegarán cuando lleguen y hasta que no nos digan cuándo podemos ir al Centro de Salud para ponérnosla, lo mejor es quedarnos tranquilos en casa y no ver las noticias ni la tertulias de televisión.
Se habla de la importancia de tener información, pero lo verdaderamente importante es que esa información sea buena, veraz y contrastada, porque las medias verdades, y ya no digamos los bulos, o las “fake news”, como se dice ahora, solo crean desinformación, inquietud y miedo entre la población.
Habría que pedir un poco de responsabilidad a los profesionales de la información, pero eso es, quizás, como pedir peras al olmo... porque pedir a las redes sociales un poco de autocontrol, eso es, sencillamente, misión imposible.
Claro está que cuando uno llega a una cierta edad, eso de las prisas ya no va con nosotros....