(Un artículo de Aníbal Malvar, en el blog Rosa y espinas).
El boli bic no sirve para firmar
sentencias de muerte, ni solemnes discursos mentirosos, ni declaraciones de
guerra, ni reformas del artículo 135 de la Constitución. Cuando intentas hacer
este tipo de cosas, el boli bic te falla. Estos asuntos serios siempre se
acuerdan y firman con bolis de marca. Parker, Inoxcrom, Cross, Dupont, Cartier,
Tibaldi, y algunas otras nobles tintas con las que yo jamás he escrito, ni
escribiré, la menos miserable de mis novelas.
El boli bic es un insulto a la
inteligencia. Una golondrina picoteando una pasta junto al té de un académico
despistado. Una rosa coñoneando en el agujero portugués de un fusil. Un boli
bic es barato. Lo puede comprar casi todo el mundo. Y con él se puede trazar
una línea de separación con no se sabe qué mundo o inventar un pareado. Nunca
me he enfrentado a un arma tan poderosa.
Con un boli bic se pueden dibujar
árboles, escribir ripios de amor, hacer palotes y, si le quitas la carga y los
tapones, escupir bolitas de papel mojado a los más ilustres gilipollas. Con un
boli bic también puedes matar, si lo clavas adecuadamente, pero es tan simple,
tan sencillo y bondadoso que se suele utilizar para otras cosas.
Cuando yo era niño, mis padres
solo podían comprarme bolis bic, pues pertenecíamos a la baja burguesía media,
una clase social tan insignificante que Marx ni siquiera la cita. Había
cabrones que iban al colegio con unos bolígrafos enormes y gruesísimos que
tenían pestañitas de colores. Si apretabas una de esas pestañitas, el boli se
volvía azul, o rojo, o verde, o amarillo, o morado, o naranja. Todos los
colores del arcoíris parlamentario, para resumir. Yo detestaba a esos chavales.
Y los envidiaba. Sabía que ellos podían trazar líneas que a mí me estaba
prohibido pasar, y dibujar mujeres multicolores que yo jamás podría ni esbozar
con mi boli bic.
Viene todo esto a cuento por el
cacareo mediático que ha inspirado el boli bic de Pablo Iglesias en el debate
sobre el futuro de esta sinnación. No es asunto baladí, pues no se habla de
otra cosa en debates, periódicos, peluquerías y telediarios.
Si te paras a pensarlo, debatir
con un boli bic en la mano te denigra, te empobrece intelectualmente, te
socializa por lo bajo (que se dice ahora), te degrada. A no ser que asumas que
debatir con un boli bic en la mano es una enorme responsabilidad. Mucha gente
murió y muere en el mundo por tener un boli bic, y porque alguien no lo asesine
antes de aprender a utilizarlo.
Espero que Pablo Iglesias sepa lo
que hace cuando levanta un boli bic.
Si yo tuviera un boli bic, creo
que sería capaz de escribir los versos más tristes esta noche.
¡¡UN EVENTO IMPORTANTE!!
MAÑANA, EN LA BIBLIOTECA de Chinchón,
interesante presentación del libro:
"DEMONIOS EN EL ARMARIO" de Milagros del Vas Mingo