Siempre es agradable visitar el Parador de Turismo de Chinchón que ocupa lo que fue el convento de los Padres Agustinos. Un edificio del siglo XVII, que después fue desamortizado por Mendizabal y se convirtió en Cárcel y Juzgado Comarcal. Allí nos vamos a encontrar con un precioso claustro y su patio central, un lugar ideal para el descanso, alejado del ruido de la ciudad.
Pero lo más atractivo es su jardín. Cuando en los años 70 del siglo pasado se iniciaron las obras de construcción del Parador, lo primero que hicieron fue plantar los árboles del jardín de forma que cuando diez años después se inauguró, ya lucía en todo su esplendor.
Recientemente ha sido reestructurado, y aunque lo visitamos hace unos días cuando aún no habían florecido sus rosales, ya pudimos encontrar las primeras floraciones primaverales que nos ofrecían su colorido y su primorosa belleza.
Además, han respetado algunos bancales de huerto, como recuerdo a la dedicación que le daban los frailes ya hace siglos.
Ahora es un remanso de paz, en el que los alojados pueden dedicarse a la meditación, al paseo y al descanso, en un escenario irrepetible.
Desde también se pueden divisar algunos de los monumentos de Chinchón.
Fotografías de m.carrasco.m.