Nos hemos acostumbrado ya a que lo banal se convierta en importante. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a que Tele 5 nos venda como trascendentes las separaciones de Belén Esteban o la de Rosa Benito y adquieran el rango de importancia suficiente como para llenar varias (demasiadas) horas de un programa en horario de máxima audiencia; o que el cierre de la plaza de toros de San Sebastián sea cuestión a debatir en tertulias y foros, planteándose si ésto es un ataque frontal a la identidad española, mientras que la supresión de las ayudas a los parados y la subida del IVA para primeros del mes próximo, apenas si alcanzan unos cuantos minutos en un telediario.
Casi nadie se ha enterado de la exposición sobre Rafael en el Museo del Prado, en cambio una pintura mural de de unos 50 centímetros de alto por 40 de ancho atribuida a un artista del siglo XIX, Elías García Martínez, natural de Requena y profesor de la Escuela de Arte de Zaragoza, que el pintor no tardó más de un par de horas en realizar, se ha convertido ya en una obra que está acaparando el protagonismo en todo el mundo.
Y eso porque a una anciana con aficiones pictóricas se le ocurrió “restaurar” la pintura que con el paso del tiempo estaba algo deteriorada. El resultado, desde luego, es lamentable, pero alguien pensó que era una oportunidad para dar a conocer un pueblo perdido en los campos de España.
Este pueblo se llama Borja y es una localidad y municipio en la zona oeste de la provincia de Zaragoza, partido judicial de Tarazona, comarca Campo de Borja, Comunidad Autónoma de Aragón. Tiene un área de 107 km² con una población de 5.020 habitantes (INE 2011) y una densidad de 46,92 hab/km².
Me van a perdonar, pero sólo les voy a ofrecer una vista del pueblo y la fotografía de la pintura original; me resisto a seguir haciendo publicadad de un adefesio, que por otra parte, seguro que ya todos ustedes conocen. En su lugar este retrato de Rafael que es mucho más bello e importante.
¡Qué se le va a hacer!