Capítulo XII - El vestido de la novia.
Los días, las semanas y hasta los meses iban trascurriendo a tal velocidad que ambas familias se veían desbordadas por los acontecimientos.
Ya estaban encargadas las invitaciones, que habían quedado muy elegantes, en papel de tela, imitando un pergamino y con una palomita que servía como cierre del plegado. Se podía leer claramente que la invitación era de los Señores Pachón y Ulloa y de los señores de Arévalo y Villaverde, que se complacían en comunicar el próximo enlace matrimonial de sus hijos Matilde y Edgardo-José, que tendrá lugar (D.m.) - Margarita insistió que era muy importante lo de "D.m." - el día 1 de septiembre próximo, en la Iglesia Parroquial de los Santos Niños, a las seis de la tarde, y que a continuación se va a servir una cena en el Salón Royal de "Lord Cherterfield". Se adjuntaba a la invitación una tarjeta de visita con el número de teléfono al que se rogaba que los invitados llamasen para confirmar el número de asistentes. Los sobres serían escritos a mano, porque resultaba mucho más personal, por la tia Fili que tenía una letra preciosa y que además estaba deseando poder colaborar en algo de la boda de su sobrino.
Habían dado una mano de pintura al piso antes de que entrase el carpintero para terminar los armarios empotrados haciendo juego con los muebles. Las cortinas las estaban confeccionando en una tienda de tapicería que estaba junto al mercado de Pepe, y que les hacían una buena rebaja.
Habían terminado el cursillo prematrimonial al que , a pesar de sus promesas, Pepito no acudió nada más que dos dias, pero que el bueno de don Melchor se lo dió por "aprobado", sin duda por los méritos familiares de la novia.
Estábamos a primeros de junio y había un trámite importantísimo aún pendiente. No se había encargado todavía el vestido de la novia. Mati, después de varios intentos, todos ellos infructuosos, de iniciar una dieta de adelgazamiento antes de las Navidades, prometió solemnemente a Pepito que después de Reyes se apuntaba al gimnasio y se tomaba en serio lo de adelgazar.
Habían pasado seis meses justos y después de tres sesiones semanales - lunes, miercoles y viernes - de duros ejercicios en los que se alternaban el "aerobit", las pesas, las flexiones y la bicicleta estática; después de haber puesto en práctica los sabios consejos del profesor Grande Covián en los relativo a no mezclar desordenadamente los alimentos, después de quince sesiones de vendas frias - no pudo continuar con este tratamiento porque el instituto de belleza "You boddy" había cerrado sin previo aviso y el dueño había desaparecido, habiendose dictado contra él un auto de busca y captura por estafa y siendo el principal protagosnista en las últimas semanas de todos los programas de sucesos, quienes, por cierto, se pusieron en contacto con Mati para si quería contar su historia, a lo que ella se negó por la enérgica oposición de su padre - despues de todo esto, digo, y de escuchar a diario a su madre aquello de que tenía que tener fuerza de voluntad y de que se le notaba día a día sus progresos, después de todo había llegado a perder seis kilos y cuatrocientos cincuenta gramos.
En honor a la verdad, se le notaba bastante, y como ella era lo que podíamos llamar "resultona", daba por buenos todos los sacrificios de los últimos meses y decidió que era el momento de iniciar la operación "vestido de novia"
En la primera fase o de "reconocimiento", acompañada por su fiel amiga Carmencita, hizo la "ruta" de los Grandes Almacenes y de las Cadenas especializadas. Dentro de esta misma fase, pero acompañada por mamá, se dedicó a descubrir los pequeños establecimientos en las zonas comerciales y a visitar talleres de modistos exclusivos que le había detallado - con su preciosa letra - la tia Filomena que estaba muy puesta en el mundo de la moda.
La segunda fase o de "selección" consistió en el repaso de todos los folletos y apuntes que había ido tomando en la fase anterior. En este cometido recibió el inestimable asesoramiento de la Comisión de Festejos en pleno, incrementado por Fili, que a partir de lo de las invitaciones se había incorporado como miembro de pleno derecho .
Tan meticulosa estrategia organizativa facilitó enormemente la tercera y última fase que fue bautizada como "fase terminal"
- Goyo, quiero que te superes y el vestido de mi futura sobrina llame la atención.
- Puedes asegurarlo, Filo.
Goyo era el único que ponía la "o" final en vez de la "i", o mejor dicho, era al unico que Filomena se lo permitía, porque , ya se sabe, cómo son los grandes genios de la moda.
Gregorio Fernandez y Díaz, conocido en el mundillo de la aguja como "Goyo" se había dedicado a esto desde muy joven, pero no había conseguido notoriedad hasta que no le hizo una entrevista en un programa de televisión con motivo del puñetazo que le propinó el novio de la representante de España en el Festival de la OTI que le acusó de haberla hecho proposiciones indecentes, cosa que él desmintió categóricamente en la entrevista y sus argumentos fueron aceptados absolutamente por la opinión pública, no por la consistencia de los mismos, sino por sus inequívocos ademanes, que hubiesen hecho dudar razonablemente a la mayoría si el destinatario de las indecentes proposiones huebiese sido el propio agresor.
Goyo había sido el elegido para confeccionar el vestido de la novia. Reunía las características adecuadas. Tenía una cierta reputación como diseñador, su nombre sonaba, y no era demasiado caro, teniendo en cuenta la rebaja que les iba a hacer por ser la sobrina política de Fili.
- Mati, cariño, he pensado para tí un vestido de ensueño. Ya lo estoy viendo: un vestido de capa en raso ... con encaje de guipour en el cuerpo y mangas,... un tocado de flores blancas naturales de donde sale un velo de tul que se alarga hasta el suelo a modo de cola... Con unos zapatos de tacón muy fino vas a lucir una figura esbelta,.. aunque en los dos meses que faltan tienes que perder un par de kilitos más , ¿verdad, mi amor...?
A toda esta explicación, Goyo, iba acompañando una descripción gestual con todo su cuerpo y en especial con sus manos que parecía que estaba bailando unas sevillanas, acompasando sus movimientos al ritmo que daba a sus palabras.
Margarita también le encargó un vestido de ceremonia, recalcando que debía ser muy sencillo, aunque al final cedió en que el escote podía ser algo más generoso con la esperanza de que Inocente no le diese demasiada importancia.
Asunción encargó el traje de madrina a su modista de toda la vida, que le aseguró que era capaz de "fusilar" el vestido que lucía doña Sofía en la boda de la infanta.
En lo concerniente al vestuario, se convino en que tanto el novio como el padrino irian de frac, lo cual, en el fondo, fue un alivio para Inocente que pensó que era más barato el alquiler que la compra de un traje.