En el Paraninfo de la Universidad de Granada, el miércoles, 19 de mayo, tuvo lugar la entrega del nombramiento de “Académico Honorario” de la Real Academia de Bellas Artes de Granada al escultor don Eduardo Carretero Martín, que pronunció su discurso de aceptación ante los miembros de la Academia, y de una nutrida representación del arte, la cultura y de las autoridades civiles y académicas de Granada, así como autoridades y amigos llegados de Chinchón.
Contestó a este discurso el Catedrático don Ignacio Henares Cuellar, que resalto la calidad artística y humana del galardonado.
Del interesante discurso pronunciado por Eduardo Carretero, recojo algunos párrafos:
“Nuevamente la generosidad de esta ilustrada corporación me trae a Granada, mi cuna, para recibir un honor que entiendo se ofrece en mi persona al arte de la escultura, por el que fui elegido hace tanto tiempo y al que he consagrado lo mejor de mi esfuerzo en la plenitud, y en todo momento pensamiento y voluntad. De ellos surge la reflexión que deseo compartir con los miembros de esta institución, cuya preocupación por la Ilustración y la cultura tan plenamente comparto”.
Después, hablando del arte de la escultura, añadió:
“Cuando concluye la memoria del hecho histórico que diera lugar al monumento queda la escultura. La ambigüedad significativa de la “Victoria de Samotracia” deriva de la pérdida de información sobre su conmemoratividad, ofreciéndose como escultura, con el valor de un símbolo artístico y una función esencialmente estética. Si la Memoria tiene una vigencia limitada y cambiante el signo plástico posee el sentido de la ilimitación y la universalidad, así sucede con “los burgueses de Calais” que simbolizan la tragedia humana universal independientemente del episodio histórico que los origina”.
Dejó después su opinión sobre lo que él entiende sobre el arte de la escultura:
“Es necesario poner a dialogar la tradición con la modernidad como ya hicieran los hombres de la generación del 27. Y sobre todo recordar que es para el hombre para quien se crea. La obra de arte es la forma más alta de humanización. Al proyectar un monumento, en el proceso de construcción de la memoria artística, esta es la primera idea que debe dominar la concepción de la obra. Que está destinada al hombre, a la vida no al crítico o al conocedor, o a ser vista con la mirada de los museos. Debe responder a las exigencias del lugar y a las del objeto de la representación. La piedra y el pensamiento deben conducir su traducción en idea plástica. Y finalmente llevar a su expresión formal”.
Seguidamente hizo un detenido recorrido por su trayectoria profesional, deteniéndose en la mayoría de sus obras monumentales, refiriéndose también en los distintos retratos que había realizado durante toda su carrera, haciendo una especial mención a los realizados a sus amigos, y terminó:
“Tampoco cabe precisar el número de los retratos femeninos, en el que ocupan un lugar central los dedicados a Isabel Roldán García, artista sensible y mi esposa. Pero sin ceder a la melancolía, que es estado de ánimo distinto de la memoria, quiero señalar que el deseo de trascender el propio tiempo que la plástica significa me ha llevado en esta etapa a la realización de un ciclo sobre “La memoria esculpida de Chinchón”, que no es otra que la que representa una serie de retratos de mis convecinos, monumento vivo y Memoria de futuro.
Concluyo agradeciendo el honor que me otorga la corporación, alentándola en sus tareas y pidiendo, que dentro de mis limitadas facultades y fuerzas, me tenga a su servicio”.
La información gráfica del acto la ha remitido nuestro corresponsa "Jotaele", enviado especial a Granada.