A 7 kilómetros de Covarrubia, por una estrecha carretera que lleva hasta el río Arlanza, nos encontramos con las ruinas del que fue el Monasterio de San Pedro de Arlanza fundado por Gonzalo Fernández, padre de Fernán González en el año 912. Está considerado como la "Cuna de Castilla" y uno de los cenobios más impresionantes que tuvo la Castilla condal.
Quiso Fernán González ser enterrado con su esposa Sancha en este lugar y aquí han permanecido sus restos desde que falleciera en 970 hasta que, tras la desamortización eclesiástica de Mendizábal y el consiguiente abandono de las dependencias monacales, fuera necesario en 1841 trasladar los sarcófagos a la Colegiata de la vecina población de Covarrubias.
La iglesia, comenzada en el año 1080, tenía tres naves y tres ábsides a la cabecera, por lo menos en el primer planteamiento románico. En el gótico hubo modificaciones que cambiaron el aspecto general del templo, aunque se conservaron algunos capiteles del siglo XI. Entre los restos de la monumental iglesia destacan los tres ábsides semicirculares, con amplios presbiterios. También se conserva la torre, levantada a finales del siglo XII, así como parte del claustro, la sala capitular y el óculo de doble abocinamiento en la parte superior del hastial del imafronte. Existe asimismo, la portada de la iglesia que fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1895. No es ésta la única pieza patrimonial de que ha sido despojado el monasterio: también, como se ha dicho, del sepulcro de los condes de Castilla Fernán González y Sancha, de otro sepulcro románico de gran belleza que la tradición dice haber pertenecido a Mudarra y que puede verse en la catedral de Burgos, de valiosos frescos que se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, y de otras obras de arte de prolija relación.